domingo, 8 de abril de 2012

Fuego delator


Sigue corriendo, no te detengas; no mires hacia atrás porque los lobos sólo pueden perseguirte si detectan tu calor corporal y a ti, desde hace mucho tiempo, te arde la mirada y ellos lo saben. Sigue corriendo, encontrarás un sendero a mano derecha cuando llegues a esa curva que sale en aquella fotografía que una vez viste. No estarás a salvo si lo sigues pero si no lo haces estarás muerta. Es la única posibilidad que tienes de llegar a algún lado, la única posibilidad de que hoy no te conviertas en comida. Sigue corriendo.

¿Por qué miraste hacia atrás? Te dije que no lo hicieras. Los lobos ya están en camino. Vamos a cambiar de planes, no sigas el sendero a mano derecha cuando llegues a la curva, olvídate de la foto, ya no existe, alguien la borró de su disco duro. Ahora caminas campo a través, tus pies son como dos piedras y las piernas ya no te responden, debemos elegir otra fotografía que los despiste, una detrás de la que te puedas esconder... hay una con jardín y una piscina, podríamos sumergirnos en el agua y esperar a que pasen, quizá tengamos la suerte de despistarlos. Pero esta vez deberás cerrar los ojos para que no brillen bajo el agua.

Sigue corriendo, te da miedo estar dentro del agua en un lugar que no conoces y has abierto los ojos. No me das muchas más opciones y los lobos cada vez están más cerca, es la última oportunidad que tendremos, porque si tú caes yo caeré después de ti y entonces ya no habrá historia. Me gustaría poder seguir escribiéndote, saber que existes porque no tengo más remedio que inventarte una vida e inventarme otra para mí. Hay una fotografía que casi nadie conoce, una fotografía de una puerta cerrada, ahí no te encontrarán, no sé cómo no se me había ocurrido hasta ahora. Es nuestra última oportunidad, así que no debes abrir los ojos bajo ningún concepto, oigas lo que oigas, por muy cerca que estén no podrán verte si no abres los ojos. Aguanta la respiración y cuenta hasta cien, no pienses en nada que desprenda calor.



Ya puedes respirar, ya puedes abrir los ojos. Puedes salir y volver hacia el punto de encuentro. Los lobos se han deshecho como si fueran de arena porque estaban condenados a encontrarte o morir. Hemos podido sortearlos esta vez, y estoy seguro de que podremos hacerlo todas las veces que vuelvan. Escribo tu nombre en la pizarra que tengo frente a mí para que no se me olvide que tenemos algo pendiente, que tenemos toda la vida por delante hasta escribirnos el uno al otro, para que cobren sentido nuestras vidas, para que podamos tener una segunda parte.

Llegas al punto de encuentro y te subes en el coche. Me das un beso y me pides que arranque para alejarnos cuanto antes de este lugar. "Me da escalofríos" me dices e inmediatamente lo siento yo también recorriéndome la espalda. Salimos de la ciudad sin demasiada prisa para no levantar sospechas y miro por el espejo retrovisor en cada semáforo por si nos estuvieran siguiendo. "Conozco un lugar en el que estaremos a salvo" te digo.

Me miras y siento que confías en mí, y eso es algo que me hace sentir orgulloso y que al mismo tiempo me asusta. Ya hacía demasiado tiempo que no tenía que huir y ahora lo hago por ti, pero ahora es distinto, ahora soy demasiado viejo y me quedan pocos amigos a los que recurrir, a todos les debo favores, a todos les molestará verme entrar por la puerta con una chica a la que salta a la vista que no traerá más que problemas. Problemas que no buscaste pero que llevas contigo, en tu piel blanca como la nieve, en ese ardor doloroso que desprende el fuego que se asoma por tus ojos.

2 comentarios:

Mía dijo...

Me gustó.
Muuuucho!
Cuídate.
Besos.
;-P

Espera a la primavera, B... dijo...

Hola Heidi!

Espero que tu vuelo con Rita haya acabado bien.

Cuídate mucho tú también!

Un beso

Toni