sábado, 18 de febrero de 2012

De piedras y tejados

Ahora que ya no soy de piedra, y tú ya te perdiste en la memoria, ahora que la tela de araña se convierte en hebras de cristal, que se rompen si las tocas, en este invierno bajo cero; ahora que sé que no regresarás nunca y que nunca pensaste en hacerlo, ahora que empiezo a tener claro que mi destino es muy distinto al que imaginaba hace unos años, que me he pasado los días tras el vaho de las ventanas volviendo a ti sin quererlo, ahora que sé que en cualquier momento Tokio me está esperando en algún rincón del tiempo o que el destino es esa tarea inacabada por falta de presupuesto y que es inútil seguir esperando; ahora que me convenzo a mí mismo de que todo ha sido para bien para no tener que planteármelo porque puede que si lo hiciera no llegaría a la misma conclusión, ahora... ahora tengo tantas ganas de empezar de cero!

Tan, tan de cero!

4 comentarios:

Kaoki dijo...

Ups... siento ser la aguafiestas que te diga que empezar de cero es imposible.

Sabes demasiado...

Muxu bat

Anónimo dijo...

Empezar de cero da pavor, terror, sobre todo cuando ves lo que dejas atrás. Me refiero a la edad. No sé si me explico: yo estoy al borde de los 30 y estoy empezando de cero, en parte es gratificante porque muy pocas personas tienen una oportunidad así en la vida, no deja de ser como un regalo... Pero empezar de cero al borde de los 30 no es como empezar de cero cuando acabas de nacer que entonces resulta irremediable pero viene acompañado del aprendizaje vital. Empezar de cero ahora no es tan de cero, porque uno ya sabe de que va la vida, la gente y todo eso y supongo que en el fondo por eso es un regalo, un buen regalo, una buena suerte... no sé si se me entiende...

Espera a la primavera, B... dijo...

Tienes razón Kao, soy un iluso.

Espera a la primavera, B... dijo...

Anónimo, estoy seguro de que te irá bien, al borde de los treinta. Si pienso lo que he vivido desde los treinta hasta los cuarenta... dios mío! ha sido eterno...

No soy de dar consejos, pero voy a reflexionar en voz alta, igual te sirve. No hagas nada por conseguir la aprobación de los demás, pero no hagas nada sin el cariño de los demás. Yo, si algo echo de menos, es haber querido más.

Si tienes la capacidad de querer, quiere. Yo, por ejemplo, no la tengo y eso es algo que ya no se recupera. No dejes que se te seque el alma.