viernes, 8 de enero de 2010

Momentos álgidos


Ahora que me he dado cuenta que mis padres son abuelos en el estricto sentido y en el figurado, que me canso un poco más al subir las escaleras, que me abrigo más no porque la costumbre haya hecho mella en mí sino porque me asusta un frío del que antes, inconsciente como era, no veía en él un enemigo; ahora que trato a las personas no por lo que aparentan o por el lugar que ocupan en el status sino por lo cómo son con los demás y consigo mismos, ahora que sé que el dinero no da la felicidad porque la felicidad es una actitud y no un destino, ahora que por fin, me encuentro a gusto cuando estoy conmigo mismo a solas y como recompensa me cuento historias que me invento y que tarde o temprano cristalizarán en algo escrito. Ahora que el tiempo que me parecía enorme se me vuelve tan pequeño que casi me cabe en el bolsillo, que me faltan horas para hacer todo lo que quiero, ahora que posiblemente todo lo que he dicho hata ahora no sea más que un reflejo de que voy madurando... ahora va y me da por jugar a la Wii con mis sobrinos como un niño más.

Y tengo agujetas.


3 comentarios:

hécuba dijo...

A mí me gusta jugar a la wii y a la nintendo, y a las tabas, saltar a la comba, jugar a la goma y a la rayuela o como yo lo llamo: truquemé. No solo me gusta, sino que hago a menudo estas cosas. Es divertido :)

Gata dijo...

jajja ay Toni como me ha gustado este post, me has hecho sonréir y me ha gustado mucho, sobre todo la parte en la que dices las razones por las que ahora te relacionas con las personas...me has hecho pensar, has puesto palabras a algo q sentía. Gracias.
Ten cuidado q el otro día vino a la escuela de acupuntura un tio con una epicondilitis - codo de tenista- por culpa de jugar con la wii, ni falta que te diga lo descojo (piii) que estabamos todos en clase. En fin q me encanta q sonrías, te sienta bien.
Un besito niño

Espera a la primavera, B... dijo...

Echo de menos jugar. Cuando era niño me tomaba el juego muy en serio, no como el que quiere siempre ganar a toda costa y se enrabieta cuando pierde, sino que le ponía todas las ganas.
Creo que el juego es el mejor entrenamiento para el alma, para ir hacia y por un objetivo.

Recuerdo que cuando niño bajaba a la calle a jugar con los otros niños. No recuerdo si hacía deberes o no pero sí recuerdo aquellas tardes interminables en el descampado detrás del edificio donde vivíamos. Hoy hay un Bingo (digo yo que será por lo de juego llama a juego, mira no se me había ocurrido hasta ahora) y los almendros que quedan se han secado, quizá más adelante encuentre otro lugar donde volver a ser un niño.

Gracias por hacerme recordar aquellos juegos simples de la infancia. Si la infancia es el paraíso perdido, los juegos son las leyes ancestrales. Y digo que la infancia es el paraíso perdido porque a veces me siento como un emigrante que añora el país al que pertenece y que trata de reproducirlo allá donde va y se reúne con aquellos con los que puede evocar la cartografía inexacta del niño que uno fue.

De niños queremos crecer para ser mayores. De mayores nos arrepentimos de haber crecido tan deprisa.

¿Hace un pilla pilla?