miércoles, 25 de septiembre de 2024

Siempre



 Si pudiera pedirle una señal al que agujerea el cielo nocturno para que se cuele a través de él la luz que nosotros creemos que son estrellas le pediría volver a verte.

Es más, si me estás escuchando, tira otra piedra a la cúpula del universo y crea otro agujero que sea sólo suyo y mío, uno por donde se cuele una del color de sus palabras, que sepa a ella, que huela como el rastro que deja cuando me da la espalda y se va a desde donde haya salido. 

Y que ella lo sepa. Sin saberlo y sin que nadie más lo sepa. Sólo el hacedor de impactos y yo; y que cuando nos encontremos ella me mire y me diga "pues ya puedes estar tapando eso". Yo le diría que ya no se puede, que es irreversible y miraría al Jefe, y éste escondería el tirachinas detrás de su espalda y miraría hacia otra parte y si supiera silbar, silbaría; pero creo que no sabe. Por eso tuvo que crear el viento y los árboles, para que hicieran ese sonido labial cuando tiene que disimular algo que ha hecho.

A mí me gustaría que un día nos viéramos y tú me dijeras que has leído mi blog y que no sabes quién soy en realidad, si el que escribe o el personaje que es escrito por mis manos, pero que te gusta y que quieres ser mi novia o la novia del personaje que vive a través de las palabras pegadas aquí. Y yo sería un hombre feliz y muerto de miedo al mismo tiempo, porque desde ese instante me preguntaría cuánto tiempo queda, hasta cuándo todo, y si seré el culpable de que un día dejemos de ser lo que sea que acabemos siendo.

Todo eso ya llegará, me dirá el Señor de los tirachinas. De momento, quiérela y busca una forma de que se sienta querida.

Yo sé que eso a veces no funciona, o no como uno quiere que lo haga. 



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