martes, 11 de junio de 2024

Vivir en el pasado

 


Esta noche soñé con ella. Hablábamos un día, dentro de unos cuantos años, es extraño el tiempo cuando sueñas. Creo que habían pasado más o menos veinte desde que ella interpusiera una era de glaciaciones entre nosotros. Al principio me importó, luego siguió importándome pero aprendí a disimular que no lo hacía. A veces pienso que aprendí a desaprender fuese lo que fuese que ella me enseñó. Fue corto. Duró una tarde de verano. Quise creer que también fue lo de antes y lo de después, pero sólo duró un instante, lo que tarda una estrella fugaz en arder al contacto con el aire. 

Me hubiese gustado no gustarle .Me hubiese parecido bien no haber tenido la oportunidad de estar solo con ella aquella tarde. Ahora sé que el universo había escuchado mi ruego y había decidido reírse de mí. Creo que no me importaría estar en ese lugar y haber deseado conocerla, pero lo hice. Eso también lo recuerdo. 

Empiezo a recordar el sueño poco a poco; es como un viento cálido que viene de improviso trayendo una última versión de algo que nunca sabré qué fue. Creo que le dije cosas y que ella me dijo otras. Veinte años son muchos para conservar algo de lo que fuimos hace tanto tiempo. Han pasado quince años desde entonces, así que faltan más o menos cinco para que el sueño se cumpla. 

Si es que los sueños se cumplen.

Daría lo que fuese por volver a soñar con ella otra vez. Creo que recuerdo dos veces en estos quince años. Recuerdo que pensé que ya no me importaba, que en el sueño las verdades casi nunca llegan ni a ser medias, son proyecciones de nuestra mente desesperada por no parecer desesperada, son deseos nunca confesados, son el certificado de locura que nos habilita como cuerdos vigiles.

Luego se complicó todo. No me enteré de nada hasta que fue tarde.

Nadie sabe nunca nada.

Ahora no debería importar, pero a pesar de seguir disimulando, sigue siendo importante para mí.

No sé mentir. 

No sé hacia dónde voy.





No hay comentarios: