viernes, 13 de octubre de 2023

 


Sé que estás ahí, en algún lado del otro lado, sintiendo el sinsentido, abrazando a los que llegan, con mantas y alimento. Sé que estás ahí aunque no pueda verte (y aun así te veo). Te veo cuando tengo ganas de llorar y cuando estoy a punto de dejarlo todo.

Cuando viajo lejos y todo me parece posible e imposible al mismo tiempo. 

No sé a qué vine.

A veces creo que vine a encontrarme contigo, pero aún no sé cómo.

No soy capaz de reconocerte.

A veces creo que sí, que te vi en los ojos de aquella niña en el tren a Chicago, en la mujer del bus de la feria, en el avión al rojo vivo que pasó por mi lado, y que aún sigo sin saber cómo podía brillar tanto.

En la historia del cazador y el agua pesada.

En la niña del autobús que me llevó a Hampi y que no puedo olvidar y que, sinceramente, estoy convencido que acabará siendo uno de mis últimos pensamientos cuando me vaya. 

En mi hermana yéndose, en mi padre yéndose, en mi madre yéndose...

Sé que estáis ahí, en algún lado del otro lado trantando de que se cumpla todo, de que escuche, de que escriba lo que tengo que escribir antes de irme. Sé que estáis ahí porque no puedo explicar cómo yo también estoy ahí de alguna forma con vosotros.

Arrepentido, molesto, sin saber qué estoy haciendo.

Pero ahí.

Flotando entre lo que creo que va a ser algo extraordinario, temiendo lo que intuyo que nos traerá el eclipse.



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