martes, 2 de enero de 2018

Dime en qué parte del mundo debo esperarte y lo haré.



Y bueno, creo que hace muchos años que no escribo el último día del año. Puede que sí, no lo sé. No voy a buscar eso ahora. Me lo parece y ya está.

A veces tengo la percepción de que la verdad es sólo una de las opciones, que existe una realidad aumentada, otra mágica, otra divertida, otra triste, tantas como uno sea de multitarea, de multipersona.

Y en eso también nos equivocamos, porque siempre creemos tener más facetas de las que probablemente tenemos. Somos menos interesantes de lo que imaginamos; personajes planos en una novela que sólo le importa a quien la escribe.

2018 será el año en el que me mude a California. No sé si por mucho tiempo o por poco, probablemente sea a mediados de año, tampoco está claro dónde exactamente, en tres semanas me reúno con gente importante. De esas que te pueden poner seis ceros a tu cuenta si les caes en gracia. Era el destino.

Y yo lo sabía.

Me moría de ganas y ahora... ahora me muero de miedo de dejar a mis padres aquí, tan viejitos, a mi hermana, a mis sobrinos que sé que me necesitan, a todo aquello en lo que creí y que me permitió hacer lo que he hecho.

Me gustaría creer que todo será para bien, que en el fondo sólo soy un mero instrumento para que el agua segura llegue a todas partes.

El tiempo siempre ha sido mi aliado. Mi bendito maldito enemigo

No sé si pudiera haber llegado a este punto antes.

Haber vivido estos últimos diez años de otra forma, luchar menos, tener menos decepciones, pero la fiebre... uno no puede dejar las cosas de lado cuando la fiebre te posee, cuando respiras, comes, vives, sueñas con algo.

Me hubiese gustado enamorarme de otra persona como me he enamorado de este proyecto.

Pero ya he dicho que no pude hacer nada.

Todo se volvió de color negro, y apareció una luz al final y empecé a seguirla. A veces sintiéndome polilla y otras sintiéndome un preso que huye.

Cuántas veces he creído que estaba a punto de llegar.

Quizá ahora sea igual.

Escribo en el blog y ese personaje que soy a medias sabe que siempre que lo intento acabo por cerrar las puertas correctas.

Que suelo equivocarme.

Y rezo para que esta vez no.

Y no soy mucho de rezar


2 comentarios:

Jo dijo...

"Yosoytú. No nos separes de mí
Solo tenemos un ahora"

Jose Emilio Pacheco

Espera a la primavera, B... dijo...

Sólo tenemos ahoras, muchos; encadenados unos a otros, perdidos trantando de encontrar los momentos y los lugares donde coincidir con los ahoras de los demás.

El universo debe de ser una gran máquina de computación que coordina todo eso, que lo hace posible. A veces no sé si creer en un dios que lo cuadra todo. Como un gran contable al que no le sobra ni falta ningún átomo cada vez que los cuenta, miles de millones de veces cada día.

Siempe pensé que la física cuántica era en realidad la modalidad contable de la "subatomía", los decimales del universo, donde se posibilitan o no los deseos.