Un intento, como otro cualquiera, de cartografiar sueños, de abrir la jaula a todos los pájaros que tengo en la cabeza.
miércoles, 20 de julio de 2016
Y no contar estrellas
No sé qué fue primero: si la melancolía me llevó a escuchar canciones tristes o si escuchar canciones tristes me condujo a ella. Supongo que, en el fondo, a día de hoy no importa.
Lo que sí sé que trajo es sentir algo tan inmenso que me deja sin palabras.
Como tumbarme en la terraza por la noche y no contar estrellas.
Sentirme pequeño y al mismo tiempo sentir que soy algo vivo.
Diría que el ser que vive en mí y que forma parte de ese Todo gigantesco, el observador que se observa a sí mismo y se pregunta (o no) qué es eso de sentir, obtiene una respuesta que se asemeja mucho a la que surge cuando también se pregunta qué es la belleza.
Una respuesta muda.
Ese silencio.
Esperar sin esperanza a que cruce el cielo una estrella fugaz.
Un bólido.
O tu recuerdo.
Acordarme de ti es casi lo mismo.
Un vacío.
Silencio a gritos, pero silencio.
Un océano de belleza.
Estar ante algo tan inmenso que me deja sin el finito recurso del habla.
Se parece tanto a la melancolía...
Lo único tuyo que, en realidad, me pertenece.
Como la cola de un cometa pertenece a algo que sigue existiendo,
pero tan lejos
que tendré que esperar a otra vida para que vuelvas a pasar por el mismo lugar y en el que yo sea.
4 comentarios:
Quizàs esté en ésta . Besos.
besos Toni, desde aquí...
Quizá...
Besos desde acá...
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