viernes, 26 de septiembre de 2014

Un día

Un día te das cuenta de que hay personas, lugares y momentos que nunca van a volver, que los vas a ir añorando hasta que un día desaparezcan sin que te des cuenta, porque el olvido consiste precisamente en eso: en que no eches en falta algo. Y supongo que es lo mejor para poder ir hacia adelante. Dicen que algunos recuerdos se quedan impregnados en el cuerpo, que si bien el cerebro no lo tiene presente, otras partes de la anatomía crean pequeños nudos musculares, hábitos, tics, en los que se queda una parte de aquello que los provocó.

A mí me gustaría acordarme de más cosas aunque me crujieran las articulaciones por las mañanas de tanta contractura. Pero eso lo digo aquí sin pensarlo realmente, porque hace tiempo que la inercia me ha acostumbrado a tirar hacia adelante y me he ido acostumbrando a convivir con ciertos recuerdos en este blog, reescribirlos, soñarlos de nuevo hasta que el sol me rescate por las mañanas. Pero sólo aquí.

O casi.



Con el tiempo uno aprende que el pasado puede llegar a ser como la casa de un enfermo con el síndrome de Diógenes, lleno de cosas inútiles. Creo que en este blog he ido dejando, como en un trastero, muchas cosas que tenían una intensidad que, todas juntas me hacían vulnerable. A veces, amigos míos, los de verdad, los que llevan conmigo toda la vida o poco tiempo pero parece que lleven toda esa vida ahí, me dicen que no saben cómo he podido aguantar todo lo que me ha ido pasando estos últimos años.

No sé si existe una sola respuesta como tampoco creo que todo pueda contenerse en una sola pregunta. Tampoco creo que haya sido para tanto. Nada traumático, nada que desarrollando un mínimo de capacidades personales (que todos tenemos) y voluntad, no hayan podido hacer.

Hoy el diablo ha llamado (o llamará). Joder, está sonando el teléfono mientras escribo esto, lo juro (falsa alarma). No creo que el diablo sea tan fiero, su naturaleza es destruir, pero no creo que ya pueda cambiar, ni tan siquiera si recordara su pasado podría cambiar.

Uno debe saber protegerse de él en sus múltiples caras, eso es todo. Incluso cuando te engañan una primera vez, siempre has podido evitarlo si no fuera por esa vena optimista que te lleva a creer que todos se rigen por tus mismas reglas y que en cualquier caso respetarán las tuyas. Pero ni de lejos.



Me gusta All i want, es como si todo el blog se resumiera en esta canción y en estos dos vídeos.

No sé si te lo había dicho, gracias por estar ahí tanto tiempo en silencio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He entrado, he leído, y he escuchado y visto los videos (he sufrido mucho con el segundo cuando el perrete se pierde, uf...)
Marnie J.

Sofía dijo...

Hacía mucho tiempo que no te leía...me alegro volverte a leer..No se bien en que momento de tu blog/ y de tu vida estas...pero me identifique mucho con tus palabras "con el tiempo uno aprende que el pasado puede llegar a ser como la casa de un enfermo con el sindrome de Diogenes..." y me emocionaron mucho los dos videos...Saludos!!