lunes, 7 de septiembre de 2009

El sonido de las esferas


Me dice que somos del viento. Yo me pregunto que si de un viento tan fuerte que lo pueda arrastrar todo bien lejos. Ella permanece en silencio y eso que dijo se queda suspendido ahí, cada vez con más peso, hasta que se vuelve del todo sólido, como si el silencio diera consistencia a las últimas palabras pronunicadas, como si el silencio fuese una batidora que dejase el aire a punto de nieve.

Mira hacia otra parte mientras juega con las llaves. Pasa una por una por la anilla que las une, las deja caer encima de la mesa desde una altura que sólo se puede medir en latidos y luego las vuelve a coger y las vuelve a pasar. La otra parte a la que mira es a la ventana; pero no a lo que hay fuera, sino al cristal de la ventana, como si éste fuera opaco, como si fuese una pantalla de cine donde va proyectando y dando forma a lo que le pasa por la cabeza. No dice nada más, sólo eso de que somos viento. Suspira. Suspira en círculos, como esas volutas de humo que algunos fumadores habilidosos son capaces de crear.

Pasan treinta segundos que parecen dos horas. Una moto pasa por la calle haciendo un estruendo amortiguado por la doble cámara de la ventana que le hace de pantalla, luego me mira y dice que se va. "Me voy antes de que no pueda despegarme de ti, antes de que caiga en la cuenta de que sabía desde el principio que esto nuestro era un disparate. Somos muy diferentes tú y yo, somos dos solitarios que de vez en cuando tenemos que buscar a otro, buscar un abrazo con el que engañarnos y creer que todavía somos capaces de sentir como el resto de las personas. Pero eso es sólo un amor de subsistencia, eso es el amor de los que no saben amar. Así que aquí acaba todo".

Le digo que la quiero y que eso que dice es la excusa perfecta, le digo que es una cobarde, una inmadura, una niña que se cansa del juguete porque sabe que puede comprar otro, que los niños de hoy son tan caprichosos porque saben que pueden tener lo que deseen, y que ella es una consumidora de hombres, que quizá por eso los confunda cuando me habla de ellos, que quizá por eso me llama, a veces, por un nombre que no es el mío. "No es eso. Sólo es que tarde o temprano dejaré de quererte" me dice. Y claro, luego tendrás que deshacerte de mí y eso mancha las manos y huele a basura, le digo. "Eso es un golpe bajo" me dice. Sé que lo es pero me digo que estoy harto de perder siempre por jugar limpio mientras los demás me tiran tierra a los ojos o dan por supuesto que soy como ellos dicen que soy.

Se levanta de la silla, se mete las llaves en el bolso y dice que se va. Le digo que no se vaya, que tendrá tiempo de hacerlo cuando se canse de mí. "Tengo miedo de no cansarme de ti" me dice. "Entonces no te canses de mí" le digo mientras la cojo por la cintura. Y me sonríe. "Siempre tienes una palabra adecuada para cada momento" me dice. "Tú siempre haces que tenga una palabra adecuada para poder acercarme a ti" le digo. "Eres un encantador de serpientes" me dice divertida. "Nunca he sabido si es el fakir el que hipnotiza a la cobra o es la cobra la que mantiene al fakir hipnotizado" le digo. "¿Ves como siempre tienes una palabra a punto?" me dice. Le sonrío. Y le doy un beso. Y la cojo de la mano y la llevo hasta mi cama.

4 comentarios:

Gata dijo...

Ainsss asi q es de estas..."pos" ten cuidao con los vértices de las esferas que hacen pupa. A ver, si tienes otro churri pues entiendo esas frases tan "me da miedo no sé q bla bla..." pero si estás empezando con un churri y es el único pues pa alante como los de Alicante ;))
Tu llevátela mucho a la cama q eso no falla Toni.
Muackis y mucha mucha suerte

Fiebre dijo...

No la juzgues. Sólo disfrútala y sigue llevándola a la cama.

Hay gente que tenemos miedo porque, no sabemos porqué, nos tendremos que manchar las manos un día u otro.

Y no gusta hacer daño a nadie... no a nosotras.

Nebroa dijo...

Es difícil entender qué ocurre en la mente de alguien para que llegue a decir según qué cosas...
Todo tiene una explicación y a saber qué pasado la cubre y qué futuro quiere para que no desee amarte con mayúsculas.
Sólo tienes el hoy, no la 'sueltes', pero si quiere marcharse, intenta entender que detrás de sus ojos hay una historia convincente

Anónimo dijo...

Supongo que te parecerá una tontería, porque sólo soy una estúpida niña de 18 años que lleva 5 años saliendo con su novio de 20, pero la verdad es que me siento identificada con este texto. Yo, a veces, me siento como ella. Tengo miedo de lo que pueda venir. Y él, aunque duda a veces, tiene las cosas un poco más claras y me calma.
Y es verdad que todo tiene su explicación y su fondo.