Hace frío. La nieve son cuchillas hechas de agua que cortan los pies y la tierra. Una tierra que ya no es nuestra a pesar de que seguimos perteneciendo a ella. Somos miles, tantos que no alcanza la vista el final de la columna que avanza hacia la otra tierra que se llama igual que la que dejamos atrás, pero que la habitan otros que no son como nosotros. Mueren muchos. Morirán más. Morirá la lengua, se extinguirá nuestro modo de vida, se nos tragará la Historia.
La Historia de la humanidad es la historia de gente que huye y busca un lugar al que pertenecer de nuevo hasta que tenga que volver a huir diez o doce generaciones después. La historia de la humanidad es tener que decidir si huir o quedarse, si morir de nostalgia o someterse.
Veo la nieve caer. Karelia queda cubierta por la nieve que no veremos derretirse en primavera porque estaremos muy lejos, en un lugar al que no pertenecemos y donde no nos querrán. Donde no tendremos nada, donde no nos dejarán ser un pueblo.
Hablamos carelio entre nosotros, no podemos hacer otra cosa porque el idioma se aprende de las personas que te quieren. Primero dirán que es un dialecto y luego lo acabarán acorralando hasta que se olvide. El mundo es un viaje en el que siempre hay alguien que no quiere viajar porque ama la tierra y sabe que la tierra lo ama a él.
Es raro ser apátrida. Es raro ser un exiliado de un parís pequeño al que casi nadie conoce.
Es raro ser la primera generación que nace en otro lugar al que no pertenece su familia.
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