martes, 21 de mayo de 2024

Corazonada



Me gustaba pensar que un día tendría aquello que quería tener. Ahora me conformo con no perder lo que no soportaría perder. A veces tengo la sensación que lo entiendo todo y otras tengo la certeza de que no entiendo nada. Voy yendo hacia un lugar al que no quiero llegar. Voy hacia un lugar al que ya no llamo destino, sino casualidad.

Alguna vez que otra pienso en lo que podía haber sido. Creo que cuando me pase la vida por delante pensaré en ti y creo que no pasará al revés. Tú y yo no fuimos recíprocos, cuando quise creer que eras de verdad tú ya te habías ido. Creo que mi recuerdo más cálido será algo de aquello. Me gustaría que fuese de mi infancia, de mis padres, de mi hermana y mis sobrinos, pero sospecho que será algo que tiene que ver contigo. Aún tengo la esperanza en que sea algo que todavía tiene que pasar, pero no soy capaz de creer que algún día me ocurrirá algo tan extraordinario que pase por delante de aquella tarde de verano en la que empecé a soñar despierto para despertar de verdad unos meses después.

No voy a decir que te echo de menos. No soy capaz de echarte de menos más de a los que sí hecho de menos de verdad.

A veces me pregunto si alguna vez me lees, pero entonces me doy cuenta de lo ingenuo que soy. Sé que no lo haces porque nuestras vidas se perdieron la una de la otra y porque tú tampoco quisiste nada más que yo fuese algo así como un comodín. 

Sé que te ha ido mal y bien al mismo tiempo. Era fácil adivinarlo. A ti siempre te irá bien aunque no puedas controlarlo todo. Durante mucho tiempo no quise saber nada, pero luego, un día después de diez años me llamaste. No me lo esperaba. Había imaginado ese momento durante esos diez años, cada día, no creo que lo creas, pero es cierto.

Luego me borraste de nuevo.

Muchos días paso por delante de tu trabajo. Por esas casualidades del destino la entrada a tu trabajo está en el camino a mi psicoterapeuta. Tiene gracia. A veces le hablo de ti, y entonces entiendo que yo no soy el mismo que era cuando pasé aquella tarde de verano contigo, cuando se forjó ese recuerdo en el que posiblemente pensaré cuando esté camino del más allá.

No soy el que quería ser entonces.

No soy nada de lo que había imaginado ser. Nadie es quien cree que será.

Han pasado muchas cosas.

Todas más importantes. 

Hoy pasaré por delante de tu trabajo aunque a una hora en la que no estarás. Así no voy a poder olvidarte nunca.



 

No hay comentarios: