martes, 8 de junio de 2021

Ella




No sé si en realidad Ella me gustaba tanto como para hacer lo que hice. Creo más bien que me sentía identificado con esa habilidad que tenía de tomar siempre malas decisiones. Cuando nos vimos por primera vez lo supimos en seguida el uno del otro; creímos que el otro sabía cómo hacer las cosas bien, pero en el fondo teníamos claro que éramos dos perdedores a la espera de un golpe de suerte. 

Yo creí que mi suerte era ella y ella pensó que yo era la suya. Todas las historias que acaban mal empiezan así de bien. Y con mucho sexo. Es fácil poseer lo que siempre has estado esperando y es difícil no volverse adicto a según que personas, no por lo que son si no por lo que te hacen sentir que eres. Y Ella me hacía sentir invencible, estar en racha, que todo lo que pudiera salir mal acabaría por salir bien. Todo eso y más. 

Hasta que un día descubres que nada es lo que parece, que detrás de algo así no hay lo que creías que había. Quizá por eso amamos tanto el dinero. Porque el dinero no miente. Y quizá por eso es por lo que de estar eufórico pasas a tener miedo. Porque el miedo tampoco miente.



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