domingo, 29 de marzo de 2020

Deconstruyendo el futuro



Es cierto que llevo días sin escribir. No tengo tiempo. Anoche me dormí cenando, no podía ni masticar de lo cansado que estaba. Llevamos casi diez días trabajando en un respirador de emergencia para cuando las urgencias de los hospitales se queden sin respiradores y los médicos tengan que elegir entre quien tendrá una oportunidad y quién no.

El proyecto lo empezaron otros y yo me añadí al poco. En unas horas ya estaba llevando una parte de proyecto donde íbamos a crear una red de voluntarios por todo el país, añadiendo talleres, particulares, técnicos... con la idea de crear cientos de mini-fábricas donde construir miles de equipos diarios.

Siempre me había preguntado el porqué de que acabara trabajando de ingeniero y haber creado una empresa de tecnologías más o menos futuristas de biosensores. Supongo que mi yo del pasado tenía claro que un día llegaría algo así. No sé.

Esta mañana salíamos en un periódico digital de cierto corte político, con el que ni siquiera me identifico porque yo no me identifico ni con mi DNI, en el que el vídeo que lo acompaña está plagado de voces que, con la euforia, hacían comentarios... alguno haciéndose el graciosillo, que ni siquiera ha estado en el grupo.

En unas horas, los medios del lado contrario acabarán por aprovecharlo, seguramente, para poner otro ladrillo más en el muro de los que dividen unos de otros.

Da igual, seguiremos en marcha. Pondremos al mal tiempo buena cara y aguantaremos el desprestigio, mientras  milenials que le dan a un botón para hacer cintas de plástico en una impresora 3D a los que les pega una portada DIN A4 transparente salen en todos los medios como unos tecnólogos de la hostia. Que no le quito mérito, espero que se entienda, todo ponemos nuestro granito de arena.

Así que he decidido que aceptaré la oferta para trabajar con los fondos de Estados Unidos y si al final tengo que irme allí, lo haré... si es que el mundo que quedará lo permite y si sigue en pie la propuesta, claro. Ojalá pueda desarrollar esto cerca de los míos, lo intentaré.

Siento escalofríos al ver la frivolidad y la insustancia de la sociedad en la que vivo, en los medios de entretenimiento y en lo difícil que será cambiar este papel couché eterno, este gran reality en el que somos parte del atrezzo, la gran masa, poco más que carne de cañón. Mi gran decepción de estos tiempos es ver de qué estaba hecho y en la poca importancia que le daba a esa frivolidad.

Me gustaría creer que, tarde o temprano, íbamos a despertar de esa Babel, de aquella Metrópolis de Fritz Lang



Pero no lo íbamos a hacer.

No íbamos a despertar.

Seguramente exagero, como siempre, pero el caso es que ahora mismo me invade el desánimo.







No hay comentarios: