viernes, 19 de julio de 2019

A veces recuerdo que Bandini era, en realidad, una especie de corredor de fondo que nunca llegó a la meta, pero fue uno de los mejores.


A veces las cosas se detienen al borde del abismo. Nunca sabes si para bien o para mal.

Dicen los que han estado clínicamente muertos que sienten una gran paz y que no quieren volver. Supongo que no tener resposabilidades proporciona una gran liberación. Todo lo que hay que hacer es dejarse ir.

Creo que, en el fondo, todos deseamos morir en algún momento de nuestra vida. Vivir es algo a lo que hay que darle un sentido o no vale la pena seguir todos los días. Ya sea por los hijos, por un trabajo que te gusta, por un amor irrefrenable a otra persona, por no dejar ir a la familia.

Vivir es un acto de fe. Es una decisión más que una inercia. Cada día deberíamos pactar con la vida una expedición, aunque casi todos los días intentemos pactar una tregua.

Sigo en marcha. A pesar de que últimamente las cosas no salen como desearía y los acontecimientos se precipiten hacia ese borde del abismo que no sé si será para bien o para mal.

Sólo sé que renuevo el pacto con la vida. Hoy.

Conseguimos objetivos porque nos los marcamos antes. Lo que pasa entre medias es la vida. El azar y los prejuicios.

Lo que creemos y lo que creamos.

Lo que se quedan y con lo que nos quedamos.

2 comentarios:

Laura dijo...

Cuantas verdades juntas...
Me gustó esta entrada.
Saludos.

Espera a la primavera, B... dijo...

No sé qué decir, Laura. Supongo que aquí todo es una verdad a medias. Hace tiempo que sólo compartimos la parte positiva de las cosas. Me gustaría creer que nuestra sombra no es tan oscura como en realidad lo es.
Gracias por tu comentario.
De veras.