sábado, 3 de diciembre de 2016

Cuando la vida te pone contra las cuerdas


El destino. Siempre el destino. Nos quedaban quince días. Después: la nada. El vacío. Las esperanzas perdidas. Lo empezado hace mucho años frente a un abismo, pisando un freno que no funcionaba.

Entonces... entonces me llamó mi casi nuevo hermano y me dijo que encargara mesa para ir a celebrar que nos aceptaban en un proyecto europeo, que teníamos la mejor puntuación posible, y nos pusimos a llorar los dos.

Lo importante siempre es creer.

Creer que todo va a ir a mejor.

Que el tiempo siempre pone a cada uno en el lugar que le corresponde.

Que la diferencia es el trabajo bien hecho y sobre todo: la dedicación, Hacer las cosas bien, pensando en el bien común es fundamental para que las cosas salgan adelante.

Se acercan tiempo interesantes.

Esta noche he dormido peor de lo que esperaba. Supongo que la tensión de los últimos meses no se va en unas horas.

Ahora a seguir en la brecha.






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