domingo, 7 de agosto de 2016

Y no más giros de la rueda.



Sé que el tiempo abrirá de nuevo la herida, que volveré a intentarlo una y otra vez, que te encontraré y te perderé de nuevo.

Que pasaremos apenas unas horas juntos.

Que somos almas viejas.

Que mientras tanto vivimos vidas con más o menos sentido.

Que a veces se me hace demasiado largo todo eso de olvidar lo que en su mayor parte es (y debe ser) olvido.

En esta vida aprendí que siempre hay que aprender de nuevo.

Partir aunque no se sepa a dónde.

Abrirse a todas las posibilidades.



Que toda herida acaba por cicatrizar.

Que morir no es la muerte

y que la muerte no es morirse.

No me acostumbro a decirte adiós aunque lo haga todo los días.

Ni aunque sepa que, de una forma u otra, salvo muy contadas excepciones, me lees y piensas que soy un alma vieja.

al que tu alma ya conoce.

Ya sea en la otra orilla del océano, o sentados cada uno en su borde de la cama.

5 comentarios:

José A. García dijo...

Morirse es más complicado que morir.

Nunca lo había pensado de ese modo.

Saludos,

J.

Barbarella dijo...

Me ha encantado leerte..volveré. Ciencia más letras más sensibilidad forman cosas bellas. Un abrazo

Espera a la primavera, B... dijo...

Ya ves, Jose, es todo tan complicado...

Espera a la primavera, B... dijo...

Gracias por leerme y querer volver...

Besos

Toni

Las Espirales de Brígida dijo...

Te leo y te releo, siempre,

Besos

S.