lunes, 25 de noviembre de 2019

zombies


A veces las cosas son como tienen que ser y otras son como las dejamos que sean. Este fin de semana he estado obsesionado con un tema raro. Últimamente me obsesiono con todo. Creo que, en el fondo, todos estamos igual. Nuestros cerebros no pueden con tanta información a su disponibilidad. Es algo así como un apocalipsis zombie donde los zombies no se han dado cuenta de que lo son. Creemos estar vivos, pero ya no lo estamos. 

Trabajamos para pagar deudas. El uno de cada mes ya debemos la luz, el agua, el colegio de los niños, la ropa, la hipoteca, el coche, internet, el teléfono... en eso consiste ser esclavo. En el miedo a no poder pagar y estar fuera. Fuera de todo.

Me planteo ir a vivir a un pueblo, recoger mi propia agua y colectar mi propia luz. Cada día estoy más cerca y más lejos de todo eso. Me gustaría ser lo suficientemente valiente como para dejarlo todo antes de que ese todo me funda con su rayo de la muerte.

No vivo, no creo, no soy. No existo.

Reconozco que soy un zombie.

Un maldito zombie en busca de otros a quienes morder.

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