Con todo esto que está ocurriendo en este país parece que ha pasado a un segundo término que el gobierno, más concretamente, el ministerio de Justicia, está preparando una nueva ley del aborto, o modificarla tanto que va a parecer nueva. La noticia pasó casi inadvertida dadas las circunstancias, pero básicamente, la ley que probablemente se aprobará dada la mayoría absoluta que el partido en el gobierno tiene en el congreso, viene a decir que el aborto no será libre, que si una mujer se queda embarazada no tendrá derecho a decidir si tiene ese hijo o no lo tiene, no podrá esgrimir razones económicas (una boca más que alimentar dadas las circunstancias del país es inviable para muchas familias), de problemas de salud del feto (malformaciones, enfermedades,...) o de simplemente, ahora no es le momento.
Decidir qué hacer con intimidad en función de tus circunstancias, decidir no traer a alguien al mundo porque no puedas atenderlo o darle las oportunidades que merece, porque el entorno es hostil (y no se ve que haya futuro) es algo básico. Que el gobierno decida por ti es, cuanto menos, un atentado a tu libertad.
El negocio de robar niños.
El proyecto de ley tiene un lado perverso, teniendo en cuenta que no hace mucho ha salido a la luz un asunto de secuestro de niños por parte de un entramado de médicos, enfermeras, monjas, etc. en algunas clínicas durante las décadas de los setenta y ochenta. A la madre se le decía que el bebé había muerto pero en realidad se les había entregado (vendido) a familias con recursos y adscritas a corrientes ultra-católicas. ¿Por qué se robaban niños en los ochenta? Cuando los gobiernos progresistas de Felipe González aprobaron la ley del aborto, el número de mujeres que daban a luz y no poder hacerse cargo de ellos disminuyó considerablemente, hundiendo la industria de la adopción, siempre en manos conservadoras. Miles de parejas se vieron forzadas a buscar hijos en otros países puesto que en éste el número era limitadísimo y las listas de espera, interminables. En los ochenta se empezaron a robar niños para familias escogidas por un grupúsculo de mesiánicos que repartían los bebés como si el mismo Dios se los hubiera entregado en una repetición del milagro de los panes y los peces.
Pero eran seres humanos.
La verdad es que a mí me suena un poco raro lo de vamos a volver a tiempos de Luis Candelas y a aquella estigmatización de la mujer más propia del catolicismo represor del sexo, algo así como "consérvate virtuosa y no tendrás la vergüenza del fruto de tu pecado" o en el fondo, restar dignidad a los más pobres, por tener que dar sus hijos a otros más ricos. A mi me suena a servidumbre y esclavitud.
Nos quieren siervos y esclavos.
Porque lo que está en juego es el derecho a decidir. Y el derecho a decidir sobre lo que vas a hacer con tu vida y la de tus hijos es lo que te hace libre, qué eres y cómo vas a vivir, con qué carga o con qué posibilidades vas a afrontar tu futuro. Las libertades en el mundo son un campo de batalla donde se enfrentan dos modos de pensar:
- los que votan para que los elegidos hagan lo que se les pida que hagan.
- los que votan para que los elegidos les digan lo que tienen que hacer. Y si es sin tener que votar, mejor.
Hay una parte de la sociedad que tiene miedo a la libertad. Miedo a la suya propia (tener que decidir y equivocarse), y miedo a la libertad de los demás (que los demás decidan algo distinto a lo que ellos decidirían y que no se equivoquen). La libertad (ya lo dicen muchos filósofos y coach) es la ausencia de miedo irracional.
La gran estafa de la crisis está cimentada en el miedo. En el capitalismo hay dos posiciones que se resumirían en dos frases:
Posición ON: "Tranquilo, no pasa nada, ya me lo pagarás mañana". Esto nos lleva a la expansión y a la sensación de omnipotencia. Crédito a diestro y siniestro, huida hacia adelante...
Posición OFF: "No podemos gastar". Esto lleva a la contracción y al miedo. No hay liquidez, no hay dinero porque el dinero no circula. El mañana del "ya me lo pagarás mañana" ha llegado y te reclaman la devolución para cuadrar números. Desconfianza, miedo.
A mí me suena a lanzar las redes sobre un banco (qué ironía de palabra) de peces y cuando ya está bastante llena la red y se recoge el fruto de la faena, pero no tan llena como para que se rompa la red. Mira, que a mí me parece que eso de la frase de "Tranquilo, ya me lo devolverás mañana" me parece un anzuelo. Por eso muchos creemos que todo está premeditado.
Para la pesca de arrastre hace falta una red de bancos por un territorio, unos barcos que trabajen coordinados (fondos de capital) y unos marineros que tengan experiencia en pescar y que, sobre todo, no se identifiquen con lo que pescan.
Cuando no se tiene en cuenta el drama de las familias, de las dificultades de la mayor parte de la gente, cuando el dinero se acumula en pocas manos a costa de que desaparezca del bolsillo de la gran mayoría, y cuando la razón de existir de esas pocas manos es ganar el máximo posible sin importar de dónde salga el dinero y sin importar qué consecuencias tenga para los demás, estamos, además, frente a una injusticia. El sistema capitalista salvaje es injusto. Y lo ha sido siempre. Lo ha sido con todos los pueblos oprimidos por intereses comerciales y que a nosotros nos han importado un bledo que les pasara.
Yo soy un pez que mordió el anzuelo. Lo reconozco. Un dúplex en la mejor zona, un coche de alta gama, una empresa que trabajaba en un radio geográfico amplio... ferias, cenas, proyectos...
Y ahora estoy atrapado en la red.
Si tuviera un hijo tendría que darlo en adopción porque no podría mantenerlo o lo condenaría a mi misma situación... todo mi presente desapareció con el tsunami de la crisis.
Miedo. El conocimiento te libra del miedo. No tener miedo es ser un poco más libre. Conocer qué está pasando, es poder hacer un agujero en la red para salir.
En ello estoy. Si eres consciente de ello tienes más posibilidades de decidir. Con ello no quiero decir que sea fácil. La red es tupida y está todo muy bien montado. Sé que, además, fuera de la red, están los tiburones esperando a los que escapan. Los business angels, los fondos de capital riesgo que te "financiarán" tu invento, tu método para salir de la crisis...
A veces también es cuestión de que te sonría la suerte. Pero la suerte hay que buscarla. ¿La buscas conmigo?