viernes, 24 de septiembre de 2021

Ya no, ya nunca


 

No creo que exista nada que se parezca a algo así. Los días pasan como si fueran irreales, como si no fueran con uno. Hay un salto entre la realidad y lo que uno vive. No sabría muy bien cómo explicarlo. Como si un huevo se hubiera roto, se vaciara y luego se recompusiera hasta tal punto que creyeras que no ha pasado nada y la única prueba de que sí ha ocurrido es la yema y la clara esparcida fuera... A veces parece que nada pasa, pero en realidad sí ha pasado y es imposible volver a lo de antes.

Ya nada es lo de antes y nunca volverá a serlo, pero no como todo eso de que el tiempo es lineal y vamos madurando y vamos quemando etapas a medida que crecemos. Es otra cosa, es algo que no tiene nada que ver con nada. Es la constatación de que hay dos verdades igualmente válidas pero distintas, como si uno se diera cuenta de que el amor es en realidad otra forma de odio, pero sigue siendo amor y dulce y bueno, y todo lo que conoces de ello, pero que si lo partes por la mitad y miras su interior, no.






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