miércoles, 16 de diciembre de 2020

El lugar al que queremos llegar

Diría que el sentido de la vida es tratar de vivirla con todos los sentidos.

martes, 8 de diciembre de 2020

Es por ti


 

No sé si sabré escribir en tercera persona. Tengo la sensación de que si no he escrito nunca nada largo es porque sé que no sé escribir como si fuera otro el que lo cuenta. Me pregunto si alguna duda similara a esa me ha confundido algún otro aspecto de mi vida y si eso es lo que me ha llevado a vivir esta vida a medias que vivo, haciendo demasiadas cosas al mismo tiempo y sin acabar de apostarlo todo por alguna en detrimento de las otras.

Creo que algunas veces lo intenté y no pude. Aunque aparentara que lo daba todo por un proyecto siempre tenía en la cabeza otro tan ambicioso o más; cuando he acabado de presentar una patente ya tengo otra que la supera. Y no soy malo en ello. He ganado premios de innovación y he viajado por medio mundo invitado por organizaciones y universidades importantes: Silicon Valley, Zurich... reuniones con UCLA, MIT, proyectos con universidades y grandes empresas europeas... Mi agente de patentes dice que las mías son muy buenas, algunas alcanzaron la máxima valoración por parte de los evaluadores de agencia europea de patentes, e incluso una la catalogaron de estratégica para los intereses de la Unión Europea; pero sigo sintiendo esa voz que me dice que no soy lo suficientemente bueno en nada. 

Me gustaría saber escribir esa historia en la que le doy forma a todo eso que llevo años imaginando. No sé si tendré tiempo, si debí empezar a escribirla hace años, el caso es que sólo hace unos meses que la tengo clara y que necesita salir de mí, de que ésta es la historia de mi vida, el porqué estoy aquí, la razón por la que sobreviví al accidente de coche de hace veinticinco años, la histora que debe ser contada a través de mí.

Y claro, tengo miedo a no saber hacerlo. Como en tantas cosas antes, el fracaso es la opción con más opciones y no me siento preparado. 

Hace un año me propuse leer las novelas con más éxito en los últimos años para aprender cómo se abren y cierran subtramas, qué personajes van a estar y dónde va a transcurrir la historia y me di cuenta que ese no era el problema, que mi problema es otro... que apenas sé escribir de forma literaria. Antes pensaba que eso era algo bueno, porque podía expresar las cosas de forma sencilla y directa; pero luego me he ido dando cuenta de que el placer de leer tiene que ver tanto con el lenguaje como con la historia que cuenta.

Que una novela es un cuento que hay que saber contar, una guía de viajes y no un mapa, un diario íntimo y no un currículum. Y creo que todo eso se me ha ido olvidando mientras la historia crecía en mí, la otra parte que soy (o que era) fue perdiendo el contacto con los contadores de historias... y queriendo ser las dos cosas, ahora tengo la sensación de que no soy ninguna de ellas.

Supongo que sólo lo podré saber en cuanto empiece a escribir.

También tengo la sensación de que tengo que escribirla pronto o alguien se me adelantará.




miércoles, 2 de diciembre de 2020

Siempre habrá un lugar en el que sentarse con los pies colgando y mirar la puesta de sol.




No creo que te hubiera gustado que el personaje de mi novela se pareciese a ti. Desde que la historia se enraizó en mí, los personajes y sus conflictos empezaron a tomar vida propia y con ella todos los secretos que les pertenecen. Imagino que esto sucede porque nada ni nadie creado artificialmente es realmente de quien les da vida, que los que inventamos historias apenas somos un vehículo por el que circulan circunstancias y patrones de algo que es más grande que la misma trama, y que ésta no es otra cosa que un lugar en el que vivimos como un pez dentro del agua. O como tú y yo en esta maraña de líneas invisibles que van desde mi teclado a tu pantalla; un lugar sin ubicación ni tiempo estable de vida, y que dura lo que dura el centelleante palpitar de los leds en la caja de un servidor en un oscuro centro de datos, este sí físicamente real, en algún lugar recóndito del planeta.

Pero tengo que decirte que si hubiera podido elegir,  me hubiera gustado que el protagonista de mi novela se pareciese a ti. No sé si por que me gusta quien intuyo que eres, si no porque hubiese sido la manera de perpetuarte de una forma tangible, de que no te fueras nunca del todo cuando el tiempo nos devuelva al instante previo a conocernos. Pensar que los días que pasen nos devuelvan cada vez con menos frecuencia la sensación de que les falta algo, que nos dejen sin la posibilidad de pensar en el uno en el otro, hasta que ocupemos nuestro día con otra persona que haga arder todo lo que fuimos, o lo que quisimos ser.

Que no sea nadie en esta historia.

Que sepa estar.

Que ocupe nuestro lugar.

Me hubiera gustado escribir mejor para poder contar algo que mereciera la pena, ya lo sabes; algo a lo que poder darle la vida que merece ser leída.

A veces, cuando más cerca creo que estoy, más lejos siento que me encuentro.

No sé si es demasiado tarde.