martes, 20 de julio de 2021

Sabiendo cómo llegar

 

Me pregunto si todo esto que estoy haciendo tendrá una mínima oportunidad de llegar a alguna parte y si al final tendré la recompensa que había soñado tener.

La respuesta siempre es sí. 

Yo ya estuve allí y volví sabiendo cómo llegar.



viernes, 16 de julio de 2021

Título

 



Sé que nunca encontraré a alguien con quien compartir esas cosas que compartía contigo, que mi vida a partir de ahora va a ser una cuenta a atrás, como lo fue desde que nací hasta conocerte; y que el resto ha sido y será una espera, aunque esta vez sin esperanza.

Te voy a echar de menos aunque sé que seguirás sobre el planeta Tierra y descolgarás si te llamo, me responderás si te escribo, hasta que dejes de hacerlo y yo deje de volver a intentarlo. Y eso pasará porque tú ya tendrás tu vida y me olvidarás aunque te acuerdes y sepas quien soy y dónde vivo. Pero de otra forma, como se saben las cosas en las que no te va la vida en ellas. 

Como tu libro favorito hasta que llega otro mejor y coja polvo en una biblioteca y me pierdas en una mudanza.

Creo que a mí me va a ser más difícil, no podría asegurarlo, pero si es verdad eso de que atraemos lo que sentimos, yo voy a tener muchas tardes de no saber qué hacer ni qué ni a quién decir que encontré algo extraordinario.

Se me va a morir de pena el niño que vive en mí de tanto echarte de menos.



viernes, 9 de julio de 2021

martes, 6 de julio de 2021

El universo



Somos el lugar en el que convergen millones de eones de tiempo e infinitos lugares a lo largo de miríadas de galaxias. Porque estamos hechos de agua. Todo lo vivo está hecho de agua. Ni en el silicio ni en el carbono serán nunca la base de algo que vive. Quizá será el soporte, pero nunca la vida en sí misma. La luz y el agua  que corren por nuestras venas; los destellos de la corriente eléctrica pasando a través de nuestras neuronas, nuestras células, el ardor en la sangre, el brillo de los ojos cuando nos enamoramos, el llanto cuando perdemos a un ser querido... Somos esa extraña combinación de sol y sal el rayo a través de un océano en el que vive todo lo que nos construye la carcasa en la que habitamos y nos da cuerda al autómata del ser.

Luego todo se vuelve más complicado, porque quizá existimos y no existimos al mismo tiempo para vivir y no vivir en la sorpresa constante del fluir en la inmensidad de un universo que también existe y no existe al mismo tiempo, que es nuestro origen y nuestro punto de no retorno.

A veces pienso que tú y yo nunca deberíamos haber dejado de ser eso.

Pero luego me doy cuenta de que yo no tuve elección.

Y está bien así.


lunes, 5 de julio de 2021

La primera vez que supe quién o qué era



Me pregunto si todo lo caminado hasta aquí termina en aquella escena que escribí hace unos meses. Cada día que pasa estoy más convencido de que una parte de mí se ha salido de los cauces del tiempo y llega antes a los lugares a los que tarde o temprano acabaré desembocando.

No puedo negarlo. Ella me gusta y creo que yo a ella. No lo entiendo, pero creo que es así.

Recuerdo cuando estuve en Los Angeles y seguí la ruta de Arturo Bandini. Por entonces no había visto Drive. Luego se convirtió en mi película favorita de la década. Recuerdo que me quedé en el hotel Figueroa, a sólo unos pocos metros del Stapless Center, que aquella noche jugaban los Clippers y  Mónica me invitó a cenar a un local de por allí cerca. No sé qué ha sido de ella. Creo que acabó en Hong Kong, es lo último que sé. A veces siento el impulso de llamarla y preguntarle que qué tal, pero no sería adecuado.

Podría decir que fue la primera vez que me sentía capaz de muchas cosas por mi cuenta. Recuerdo alquilar un coche y recorrer la costa oeste desde Los Angeles a San Francisco, luego ir por Los Gatos hasta Sant Cruz y cenar en el muelle. Solo. Diría que esa soledad es mi estado natural. Luego lo he repetido varias veces a lo largo de mi vida.

Y es lo mejor.




La teoría de la humedad relativa



Bueno, ya sabes, todo este tiempo intentando encontrar la teoría y llegar hasta ella. Todos los días de mi vida buscando la relación entre lo que veo y lo que intuyo que es y me llega en un sueño. Estoy empezando a pensar que no tenemos ni idea de a cuánto estamos de la realidad y si sabremos llegar a ella, si la comprendemos como los peces son incapaces de comprender el elemento en el que se mueven.

Quizá la respuesta sea esa, que no podemos comprender el medio. Lo que no tengo claro, es cuál es la pregunta. A veces, cuando salgo de la mente, tengo la sensación de que soy consciente de lo que hay ahí fuera, pero sé que en realidad no lo sé porque me lo percibo con los sentidos que tengo y sólo puedo explicarlo con el lenguaje que sé.

Imagino que estamos limitados por todo eso: por lo que podemos percibir y por lo que podemos o no nombrar. Las matemáticas y la física es lo que más nos acercan de una forma limpia, pero no dejan de estar condicionadas por las premisas de lo que podemos imaginar o no. ¿Y si el lenguaje fuera en realidad la gran oportunidad y no el gran barrera? ¿Y si el lenguaje estuviera soportado por el elemento más común?

Somos al menos 71% de agua. ¿Y si todo (la belleza, el arte, el amor...) estuviera supeditado a la cantidad de agua disponible en cada momento? ¿Y si alteráramos artificialmente la cantidad de agua disponible para comunicarnos con los demás? ¿Si la información fuera fotón y onda al mismo tiempo y descompusiera la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno como si se tratara de un lenguaje binario universal que se alterara y transmitiera al instante todo lo pensáramos, sintiéramos..., deseáramos, a través del tiempo y del espacio?

Significaría que somos el universo dentro de un universo con el que interactuamos siendo un todo. Todas las moléculas de agua del infinito conectadas entre sí por entrelazamiento cuántico. Todo está ahí, esperando a ese rayo de luz que lo convierta en un destino.

¿Podría nuestra voluntad alterarlo?