martes, 6 de julio de 2021

El universo



Somos el lugar en el que convergen millones de eones de tiempo e infinitos lugares a lo largo de miríadas de galaxias. Porque estamos hechos de agua. Todo lo vivo está hecho de agua. Ni en el silicio ni en el carbono serán nunca la base de algo que vive. Quizá será el soporte, pero nunca la vida en sí misma. La luz y el agua  que corren por nuestras venas; los destellos de la corriente eléctrica pasando a través de nuestras neuronas, nuestras células, el ardor en la sangre, el brillo de los ojos cuando nos enamoramos, el llanto cuando perdemos a un ser querido... Somos esa extraña combinación de sol y sal el rayo a través de un océano en el que vive todo lo que nos construye la carcasa en la que habitamos y nos da cuerda al autómata del ser.

Luego todo se vuelve más complicado, porque quizá existimos y no existimos al mismo tiempo para vivir y no vivir en la sorpresa constante del fluir en la inmensidad de un universo que también existe y no existe al mismo tiempo, que es nuestro origen y nuestro punto de no retorno.

A veces pienso que tú y yo nunca deberíamos haber dejado de ser eso.

Pero luego me doy cuenta de que yo no tuve elección.

Y está bien así.


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