miércoles, 25 de octubre de 2023

Cada día más cerca



A veces estoy a punto de volver a encontrar lo que llevo buscando toda la vida, pero entonces aparecen ellos y me transportan a un lugar en el que no soy el que tenía que haber sido. Soy otro. Éste que soy ahora.

Cuando era niño imaginé mi vida cuando fuera adulto. Hay algo que se le parece, sin embargo hay otras cosas que no son lo que esperaba que fuese. Supongo que la vida consiste en encontrar el equilibrio entre conformarse y celebrar lo que tienes, y el impulso que te lleva a aspirar a más.

Supongo que todo tiene ese punto de no retorno. La caída y las adicciones. Tengo ganas de tener las suficientes ganas de salir de todo ello. De volver a tener una oportunidad para encontrar lo que llevo buscando desde que casi era un niño.

Me gustaría poder ser más sincero, pero no sé o no puedo. 

Si todo acaba aquí, que aquí acabe todo.



jueves, 19 de octubre de 2023

No voy a echar de menos esto


No sé por qué me duele tanto. Supongo que me quema el tiempo perdido y, aunque mi vida esté cerca de su final, me hubiese gustado poder haber vivido una historia con ella. Desde que la conocí supe que había una conexión más allá de esta vida. Creo que ya nunca lo sabré.

Tener la sospecha de que me iré pronto al otro lado hace que limite la intensidad de mis relaciones. Y en parte hacer eso me indica que tenía razón. Cuando tuve el micro-infarto confirmé lo que intuía y, por tanto, sigo la misma rutina de alejarme de casi todo el mundo que me importan. Sé que hay personas a las que les gustaría pasar más tiempo conmigo y que me lo hacen saber muchas veces (cada vez menos), pero sé que eso no es bueno para nadie. Uno de estos días me iré y espero que casi nadie me eche de menos.

Como siempre, cuanto más tiempo quieres pasar con alguien, menos tiempo quiere esa persona pasar contigo. Creo que es algo universal; y si he de ser sincero, no me importa demasiado. Antes quizá sí. Incluso escribí un blog sobre ello... (anda, pero si es éste), no sé si fue buena idea. Ahora me da un poco igual, quizá porque la muerte lo relativiza todo un poco. 

Hace tiempo que no tengo esperanza y no tengo ganas de empezar nada nuevo. Tal vez por eso sigo viviendo donde vivo y llego a casa sin ganas de nada. Si todo tiene un principio y un final, siento que estoy mucho más cerca de lo último. Muchísimo más cerca. Casi al lado. 

El martes coincidí con ella en un evento. Sólo fui para verla a ella, la verdad es que el resto me importaba bastante poco. Pasé bastante tiempo junto a ella. Hablamos mucho y me soltó que se iba a vivir con un hombre que había conocido sólo hace seis meses. Creo que hubiese preferido que una bomba me desintegrase, que el golpe no hubiera sido así, tan inesperado. Me sentí como una puerta que trata de aguantar la embestida de un ariete. Por supuesto fingí alegrarme.

Ella me preguntó por la supuesta chica con la que me escribo e iba a verme en junio. Ella vino de muy lejos, pero yo no me presenté. En realidad se lo conté a ella porque ella me había contado que había conocido a alguien y yo no supe qué decir y le conté que me había puesto en contacto con un antiguo amor de hace veinte años. Le escribí y me respondió. Sólo pasó eso: una verdad a medias explicada en decimoquinta persona, una mentira que es un noventa y nueve por ciento verdad.

Me gustaría que no le fuera bien, pero sé que sí le irá y en el fondo me alegro mucho. Será alguien en quien no pensaré más, que orbitará donde Plutón y me permitirá seguir con mi plan de no importarle a nadie. En el fondo no es ningún plan premeditado, yo ya sé que no le importo a nadie, porque en el fondo siempre a sido así e imagino que yo tengo gran parte de culpa.

No me importará dejar de existir. No es como antes, que lo pensaba todos los días. Pensaba "¿quién querría que su pareja se suicidase?" y eso era lo que yo quería. Ahora no, al menos no con tanta intensidad. No siempre. No a todas horas. 

A veces sí. Hoy. 

Pero ya pasó.

No sé hasta cuándo.



Por si hubiese un lugar desde donde llegar a algún lado

 


A veces me pierdo, tengo el alma en otra parte, va saltando por ahí como un gato de tejado en tejado, buscando no sé qué sin saber muy bien dónde mientras confía en encontrar un tesoro inesperado que haga que valga la pena el la escapada; con la idea de no ir demasiado lejos para saber volver a mi cuerpo rápido si ahí fuera refresca. Vivo en la misma casa desde que nací, pero me siento nómada. He viajado miles de millas, me he bañado en los tres océanos ni árticos ni antárticos para encontrarte. He visto salir el sol desde lugares donde nunca hubiera podido imaginar que los vería en busca de un tiempo perdido que ahora sé que nunca encontraré porque en realidad es el tiempo que he gastado. 

He cumplido sueños y he perdido todo lo que tenía.

He sido tan libre que la libertad dolía.

He empaquetado en cajas cosas que no cabían y al final cupieron.

Me hubiese gustado haberte conocido, haberte encontrado saltando de tejado en tejado y haber congeniado contigo, sentarme a tu lado en algún muro, con los pies colgando y contemplar la luna embobados en el silencio de las horas.

Sin palabras se llega más adentro de la persona con la que compartimos espacios y tiempos.

Me hubiese gustado eso contigo.

Pero no sé si existes y si de ser así podrías leerme desde tu universo. Con tantas sincronicidades en mi vida y no acabo de encontrar la que las hubiese explicado todas... Hoy que se puede ubicar cualquier cosa en google maps y yo no te encuentro. 

Hubiese estado bien lo de sentarse con los pies colgando. 

Siempre me quedará imaginar la ciudad a nuestros pies si algún día acabo por encontrar tu alma errática por los tejados por los que a veces voy buscando ese no sé qué que en realidad sí sé que es.







domingo, 15 de octubre de 2023

El templo en el cerro



 No sabría cómo empezar. Siempre que empiezo acabo por escribir algo que no siento que no sale de mí y que al mismo tiempo sale de otro yo que vive debajo de lo que aparentemente soy. Me gustaría creer que de alguna forma siempre ese otro yo escribió para ti.

No sé si hay algo que me frena. No sé hasta dónde ni hasta cuándo soy yo y cuando empiezo a ser ese otro yo. Ya sabes, a veces empiezo a recordar y no sé en qué me equivoqué. Era como si supiera que tenía que ser éste quien soy, pero pude haber elegido no serlo.

Siento todo el tiempo que al elegir ser éste, te decepcioné y que en parte este blog es algo así como una disculpa eterna que nunca acaba por ser esa forma de decir lo siento.

Creo que si me hablaras dirías que no tengo que disculparme por elegir ser alguien distinto a quien tú querías que fuese. No sé qué hubiera sido de mi, no sé qué hubiera hecho, pero entiéndelo no podía ser un mago. ¿Qué hubieran pensado mis padres? ¿Qué hubiera sido de mi gente?  

¿Estaba preparado? 

Ahora llega el punto de inflexión, prometo cambiar si cambiamos juntos.

Pasé tanto tiempo con miedo haberme equivocado. Pasé tanto tiempo perdido...

Era sólo un alma.

Confundí quién quería ser con quién era.

Tenía una vida que vivir. 

¿Empezamos de nuevo? No quiero que llegue el día en el que me vaya y piense que estuve equivocado todo el tiempo, que hice todo lo posible por no haber vivido.



viernes, 13 de octubre de 2023

 


Sé que estás ahí, en algún lado del otro lado, sintiendo el sinsentido, abrazando a los que llegan, con mantas y alimento. Sé que estás ahí aunque no pueda verte (y aun así te veo). Te veo cuando tengo ganas de llorar y cuando estoy a punto de dejarlo todo.

Cuando viajo lejos y todo me parece posible e imposible al mismo tiempo. 

No sé a qué vine.

A veces creo que vine a encontrarme contigo, pero aún no sé cómo.

No soy capaz de reconocerte.

A veces creo que sí, que te vi en los ojos de aquella niña en el tren a Chicago, en la mujer del bus de la feria, en el avión al rojo vivo que pasó por mi lado, y que aún sigo sin saber cómo podía brillar tanto.

En la historia del cazador y el agua pesada.

En la niña del autobús que me llevó a Hampi y que no puedo olvidar y que, sinceramente, estoy convencido que acabará siendo uno de mis últimos pensamientos cuando me vaya. 

En mi hermana yéndose, en mi padre yéndose, en mi madre yéndose...

Sé que estáis ahí, en algún lado del otro lado trantando de que se cumpla todo, de que escuche, de que escriba lo que tengo que escribir antes de irme. Sé que estáis ahí porque no puedo explicar cómo yo también estoy ahí de alguna forma con vosotros.

Arrepentido, molesto, sin saber qué estoy haciendo.

Pero ahí.

Flotando entre lo que creo que va a ser algo extraordinario, temiendo lo que intuyo que nos traerá el eclipse.



miércoles, 11 de octubre de 2023

Todo final tuvo su principio

 




"No es el mejor día" me dice. Hay algo que no me dice, algo que se esconde entre lo que quiere decir y lo que le gustaría decir y no se atreve. 

Teníamos un trato. Nada por escrito, claro. Con ella no se puede dejar claro caso nada. Ella sabe que si se puede comprobar que miente, lo tendría crudo. No creo que lo haga queriendo, simplemente es que es de esas personas que no suelen acordarse de lo que han dicho y pueden acabar afirmando todo lo contrario unos días después. Lo importante es tomar algo y defenderlo se tenga razón o no. En realidad, en eso, le veo cierta coherencia; yo también soy de los que pienso que nada es absoluto, que casi nada merece la pena llevar la etiqueta de verdad o realidad sin un ápice de duda.

Pero teníamos un trato. Algo tácito entre ella y yo; un trato sellado con un mirarse a los ojos y hacer un gesto afirmativo. 

Pero ahora me desvía la mirada.

Sé que esto va a acabar en que no me coja más el teléfono por mucho que la llame. Hace años todo eso me exasperaba, pero ahora lo veo como una parte inevitable de toda relación humana. En parte me alegra saber que dentro de todo existen unas normas que no cambian nunca, que, en realidad, todo es previsible a partir de cierto momento. Creo que eso me alivia, me tranquiliza. Saber que nada va a ser diferente evita que viva en la incertidumbre. Puedo soportar cualquier cosa menos no saber qué tengo que soportar.

Creo que hace unos años hubiera hecho cualquier cosa que me hubiese pedido, hubiera cambiado de ciudad y de país, hubiera cambiado de trabajo, hasta hubiera dejado de escribir si tan sólo lo hubiese insinuado; pero esta vez ya no he dejado que todo eso llegase a ser importante para mí. Durante todos estos años he aprendido que no se cambia cuando uno quiere, si no que en realidad a uno lo moldea lo que no puede evitar y la forma en la que lo puede sortear. Ahora tengo la sensación de que la vida es una huida hacia adelante en la que cada vez todo va más rápido, menos uno, que reacciona más lento. 

Me hubiera gustado haberle gustado lo suficiente como para que esto fuera el principio del final de mis días, pero claro, con esta actitud, tampoco es que nadie le entusiasme estar a mi lado. Sé que la voy a echar de menos.

Últimamente es lo que mejor se me da: echar de menos.