jueves, 31 de octubre de 2019

Un trillón de trillones de soles brillan dentro de mí cuando tú me piensas



Me dice que la gravedad es la gran mentirosa, que el suelo sólo existe en el momento en el que un cuerpo interactúa con él, que es como aquello de que un árbol hace ruido al caer en el bosque cuando no hay nadie para escucharlo, que el observador lo es todo, que la realidad sólo se crea cuando nosotros la creamos con nuestra presencia.

Pero todo es mentira.

Lo sé. No me preguntes el porqué.

Sé que a pesar de todo eso entiendo que su gravedad es igual a la mía y que si fuéramos tan creadores como dice, la mía sería distinta a la suya.

No me ataría tanto. Estaría a tu lado en un salto, inventaría alguna trampa en el espacio-tiempo para haberte conocido antes. No sé, estoy seguro que mi observador haría trampas para rozar con la yema de mis dedos cualquier parte de la esfera de tu mundo que crea la percepción de esa observadora que eres cuando observas.

Como si empezar a leer este post no existieran estas letras hasta que las lees.

Como si en realidad yo no las estuviera escribiendo hace un rato a un trillón de trillones de átomos de distancia.

Si no que se crearan a través del deseo de leerlas y que expresen lo que estás leyendo ahora porque imaginas a alguien como yo haciendo algo como esto.

Pues bien, algo así me pasa contigo.

miércoles, 30 de octubre de 2019

La vieja sirena


Tengo la sensación de que me he equivocado en todo.

En todo.

Días que necesitan lluvia


No sabes cuánto te voy a echar de menos cuando todo se haya calmado y te hayas ido a transitar otras vidas y otros cuerpos, y tengas la vida que siempre quisiste tener o te tenga la vida que quiso tanto tenerte, porque en el fondo, nunca podremos saber si la vida nos pertenece o pertenecemos a la vida, al gran azar, a la inmensa costumbre.

No sabes cuánto te echo de menos. Ahora, cuando el hilo de tela de araña se rompe por el peso del rocío de este primer otoño de la guerra de los mundos. Ya te echaba de menos antes. La palma de mi mano sobre tu cintura, las luces apagadas y la luna vaciándose a través de la ventana, nunca creí que tendría que salir huyendo aunque siempre lo supe. No me preguntes cómo. Todo ha sido un recordar lo que tenía que pasar a cada instante. Vivir, hacer, salir corriendo... todo.

Estos años sólo fueron explorar caminos que recorrer durante la huida.

Hace tiempo que lo sabíamos.

Es por eso que te echo de menos, no porque no pueda verte ni tocarte, sino porque sabía que tarde o temprano serías mi ausencia. No hay camino de retorno para esto.

A veces pienso que esto empezó mucho antes.

Antes de conocerte, de intuir tus ojos mirándome de cerca, antes incluso de que mi alma se decidiera a venir a este mundo. Antes de que los átomos se conjuraran para dar un aspecto real a esta maraña de deseos que soy (que somos).

Otras veces pienso que, en realidad, somo el mismo plan interpretado en dos universos distintos. Tú al otro lado del hilo y yo en éste.

Que en el fondo no existes, sino que yo existo a través de lo que piensas y que tú eres fruto del pensamiento de ese yo que imaginas.

Y así siempre entrelazados, sin existir el uno sin el otro. Esperando a que el día comience cuando tú, a trillones de átomos de distancia empieces a necesitar que yo exista.

Me hubiera gustado ser más real, estar ahí antes de que abrieras los ojos.

Físico.

Adulto.

Océano.

Feliz.

Tu felicidad.

Como ropa seca después de todo un día de lluvia.

lunes, 28 de octubre de 2019

Vivir libres o morir


De veras que lo entiendo. No sé cómo encajarlo, pero comprendo el cabreo de la gente, las barricadas y las piedras. No sólo es algo generacional, es la globalización, es twitter e instagram. Nunca más ciegos ni sordos ni mudos.

De veras que lo entiendo. Es el Leviatan de Hobbes y es 1984 de Orwell. Nos quieren esclavos y nos quieren hacer creer que es por nuestro bien. La sociedad del bienestar siempre nos quiso dóciles y con miedo a perderlo todo.

Las generaciones futuras, por definición, no tienen miedo a perder lo que no tienen. Somos esa masa enorme de profesionales del baby boom que les cierra el paso, que les somete a una dictadura de los plásticos, los últimos que pudimos salvar el planeta y no lo hicimos porque no teníamos tiempo.

Cada x años una generación viene a cambiar las cosas, a renovarlas o morir, a tomarlas con sus propias manos porque saben que nadie las va a dejarlas en ellas.

Y cada cierto tiempo surgen los enemigos de la humanidad. Los que dicen que tú no. Siempre hay alguien en algún lugar que te verá como un extraño y se inventará una raza, una nación indestructible y un enemigo externo que viene a cambiar su forma de entender su mundo. Un mundo que se desmorona a causa del progreso.

Siento que esta vez los que perdieron la segunda guerra mundial aprendieron de ello y regresan con la lección aprendida. Y me da miedo.

Veo a las generaciones que nos siguen y siento lástima por ellos, porque nunca tuvieron ninguna posibilidad de ganar esto, como no la tuvieron los jóvenes de hace cien años.

A veces tengo la sensación de que todo está escrito y me entristezco.

Otras veces pienso que aún hay una posibilidad.

Creo que lo entiendo. De veras que, a veces, estoy a punto de entenderlo todo.

Pero entonces acabo por no amar la vida y a todo lo que merece la pena vivir.

Supongo que eso va con la edad y con el tener tiempo (no mucho) para pensar.

Dicen que la Historia se repite. Que todo es cíclico, que todo lo que emerge acaba por sucumbir.

Somos The Walking Dead y no nos damos cuenta de que los jóvenes son, en realidad, los vivos.

lunes, 14 de octubre de 2019

El objetivo más lejos

Todo se repite.

Todos creemos tener la razón cuando sólo tenemos razones. Nadie reconoce que su camino es el camino que excluye al de los demás, que vivimos en un lugar que no es nuestro, que sólo lo compartimos, que no es de nadie, pero en el que tenemos que convivir todos.

Nada "de lo tuyo es mío" por la fuerza. Cada quien que se gane el pan con su trabajo, no con el de los demás y por la fuerza.

Sospecho que se acercan tiempos muy difíciles y que a mí, como siempre, me pilla en el peor momento.

Veremos.





domingo, 13 de octubre de 2019

Todo es igual


Supongo que las cosas deben de ser así.

Me gustaría que fueran de otra forma.

Nunca controlamos nada.

No entiendo nada ni a nadie.

Espero sobrevivir a lo que está por llegar.