lunes, 28 de octubre de 2019

Vivir libres o morir


De veras que lo entiendo. No sé cómo encajarlo, pero comprendo el cabreo de la gente, las barricadas y las piedras. No sólo es algo generacional, es la globalización, es twitter e instagram. Nunca más ciegos ni sordos ni mudos.

De veras que lo entiendo. Es el Leviatan de Hobbes y es 1984 de Orwell. Nos quieren esclavos y nos quieren hacer creer que es por nuestro bien. La sociedad del bienestar siempre nos quiso dóciles y con miedo a perderlo todo.

Las generaciones futuras, por definición, no tienen miedo a perder lo que no tienen. Somos esa masa enorme de profesionales del baby boom que les cierra el paso, que les somete a una dictadura de los plásticos, los últimos que pudimos salvar el planeta y no lo hicimos porque no teníamos tiempo.

Cada x años una generación viene a cambiar las cosas, a renovarlas o morir, a tomarlas con sus propias manos porque saben que nadie las va a dejarlas en ellas.

Y cada cierto tiempo surgen los enemigos de la humanidad. Los que dicen que tú no. Siempre hay alguien en algún lugar que te verá como un extraño y se inventará una raza, una nación indestructible y un enemigo externo que viene a cambiar su forma de entender su mundo. Un mundo que se desmorona a causa del progreso.

Siento que esta vez los que perdieron la segunda guerra mundial aprendieron de ello y regresan con la lección aprendida. Y me da miedo.

Veo a las generaciones que nos siguen y siento lástima por ellos, porque nunca tuvieron ninguna posibilidad de ganar esto, como no la tuvieron los jóvenes de hace cien años.

A veces tengo la sensación de que todo está escrito y me entristezco.

Otras veces pienso que aún hay una posibilidad.

Creo que lo entiendo. De veras que, a veces, estoy a punto de entenderlo todo.

Pero entonces acabo por no amar la vida y a todo lo que merece la pena vivir.

Supongo que eso va con la edad y con el tener tiempo (no mucho) para pensar.

Dicen que la Historia se repite. Que todo es cíclico, que todo lo que emerge acaba por sucumbir.

Somos The Walking Dead y no nos damos cuenta de que los jóvenes son, en realidad, los vivos.

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