domingo, 29 de julio de 2018

El fin del fin


Vivo solo desde hace muchos años y vivo solo porque nadie quiere a nadie. Lo aprendí desde muy pequeño: nunca se está a salvo de los demás. La vida es una contínua lucha para que los otros no te hundan. 

Y la mayoría de las veces es lo que ocurre.

Si hay algo que he aprendido es que el amor y la felicidad no existen como conceptos, que sólo son reclamos publicitarios para que hagamos cosas que no queremos hacer. 

A veces te toca la lotería y te enamoras, pero está claro que te enamoras de la persona que eres cuando te obcecas con alguien y éste te corresponde.

Sólo por un tiempo que pasa demasiado deprisa.

Decía Krishnamurti que el amor es apartar una piedra afilada de un camino por donde sabes que van a pasar personas descalzas.

Yo me lo creí durante un tiempo.

El amor es lo que dice el marketing qué es el amor.

Un estudio de mercado a simple vista.

Una mala decisión tras otra.

El amor es un película de Hollywood, con tiros y persecuciones y esas cosas, con beso final de la chica al musculitos que sabe matar para mantenerla a salvo de otros musculitos que saben matar, pero menos.

Pero yo soy de los que tienen miedo.

Miedo a que los demás consigan hundirme.

Por eso vivo solo y arriesgo poco.

Y porque nadie quiere a nadie.





martes, 24 de julio de 2018

Pactar de igual a igual con el diablo


A veces creo que las cosas van a ser peor de lo que deberían ser. Ya se sabe, demasiadas cosas que me recuerdan cosas.

Nowergian girl me cae bien. Tiene al piel blanca como María, el personaje de Moriría por ella, rocio congelado sobre un cuerpo de nubes blancas. Me cae bien porque se ríe de mis gracias y porque pensamos igual: que el mar es infinito, que son mejores los gatos de ciertas personas, que existen los extraterrestres, que en 2015 se acabará el mundo... Y nos reímos.

Hace tiempo vimos juntos The Arrival. A mí me gusta Amy Adams desde que la vi en Sunshine Cleanning. En aquella peli (2012) también actuaba Emily Blunt, siempre me parece que Emily Blunt está desafinado a la cámara. No sé. Me da la sensación de que todo le da igual. También me cae bien.

La señora del Sol Poniente debe de tener un millón de años más o menos. A veces nos invita a Nowergian girl y a mí a su casa de la playa y nos cuenta historias. Vernos ir a comer al restaurante de las paellas debe de ser raro. Una noruega, una japonesa y un hobbit con orejas de elfo... extraño. Si hubiera una reunión de planetas en algún lugar del universo se parecería bastante a eso.

Pero no es eso de lo que quiero hablar.

El domingo fue uno de esos días en los que la señora Wasabi nos convocó porque tenía algo que decirnos. Yo ya sabía el qué. Es más. El viernes estuve trasteando en youtube vídeos de cosas raras. Es decir, yo no "sabía", más bien "intuía". Siempre hubo una conexión rara de personas de distinta forma de pensar y ser. Pero estaba ahí.

Nowergian girl es un icono por donde pasa. Nunca deja indiferente. A veces es poca cosa y otras es la explosión de miles de soles dobles agitando la galaxia.

Cuando cayó la noche y nos depedimos llovieron meteoritos de hielo sobre la nave espacial de mi coche mientras me daba un beso.

"No te confundas. Es lo que perece" dijo.

La vía láctea marcaba el camino de vuelta a casa mientras en la radio sonaban Klaus & Kinski y yo pensaba que cuando nombramos al demonio se escuchó un único trueno.

Y la señora Toyota y Nowergian girl dijeron "es una señal" como si el mundo en realidad hablara con lenguaje de signos pero sin manos.

Y yo, que soy de no estar atento, me quedé pensando que me gustaría que el diablo no existiera, pero que, de existir, pudiera tratar con él de igual a igual.

Y en ello estoy.

Esperando a que llame.

Sabiendo que si Fausto pudo recuperar su alma, yo también puedo.

O ya lo he hecho.



Cuando estuve en Los Angeles estuve en muchos lugares donde pasa la película. A veces creo que vendería mi alma por estar allí de nuevo. A veces me pregunto que hago aquí y no lo sé. Echo de menos la fuerza que tenía hace sólo un par de años.

No sé.

Es como si nada fuese lo que tendría que ser.

viernes, 20 de julio de 2018

El año de la verdad infinita, el doble cuántico y matrix...


Aún recuerdo el día en que morí. Lo recuerdo como si fuera hoy. A veces creo que la vida no se acaba en ese punto, sino que sólo queda congelada como una imagen fija en una pantalla de televisión. Creo que podría describir lo que sentí antes y lo inmediatamente después. Podría describirlo con palabras cosidas con sensaciones que no son precisamente lo que te hacen sentir, pero estoy seguro de que sería tratar de explicar algo que sabes que no tiene sentido para nadie más que tú. Y además es imposible.

Supongo que los fantasmas somos eso: un cúmulo de imposibilidades queriendo llegar a alguna parte.

Ahora puedo decir que no me importa en exceso. Tampoco no me importa no haber hecho esto o aquello. Estoy bien. Ahora sé que toda mi vida quise estar muerto, que el estado natural del alma es éste porque no tienes que hacer nada. No hay que ganarse la vida. Sólo ser. Los muertos no pueden morir y pasar a otra vida en la que tener que hacer cosas. Así que esto está bien.

A veces paso miles de días mirando por la ventana. Me gusta ver cosas. Cosas de vivos. No siento envidia. Observo. Sólo eso. No tengo la sensación de que esto va a acabar.

El día en que morí supe que no tendría la misma sensación que tengo ahora contigo. Sabía que no te echaría de menos y que tú a mí tampoco. Eso está bien. Me hubiera jodido tener que estar todo el tiempo pensando que estarías triste por mí.

Cuando te mueres no estás triste. Sólo echas de menos a alguna gente con la que más roce tenías. A veces piensas que qué será de tu sobrino y si habrá podido salirse en todo eso de vivir sin ti; pero luego asumes que la vida es de cada uno, que no eres responsable de casi nadie.

¿Sabes? a veces tengo las cosas claras y otras no. Hoy creo que sí, pero eso puede cambiar en cualquier momento, puede que cuando llegue la noche esté convencido de que estoy equivocado en todo. Eso también me pasaba cuando estaba vivo. Luchaba por algo que no sé si tenía sentido.

Hasta el final.

Estoy seguro que estaba a punto de triufar. No me jode eso.

Porque podría haber triundado y haber muerto y todo sería igual.

Me gusta que sea así. Cuando te mueres te das cuenta de que todo está bien, que en el fondo todo se hace para mantener el cuerpo con vida para seguir en la corriente que te lleva, en la inercia. Creo que todo se reduce a eso. Bueno, un poco más complejo tal vez. Pero si le quitas todo lo que hacemos para encajar en el gran engranaje, todo se reduce a eso. A mantener el cuerpo caliente y moderadamente engrasado.

Y nada más que pueda explicar con mi voz de muerto.

Eso es todo.

O casi.

Bueno, a veces sí que empiezo a echarte de menos, pero entonces recuerdo que esto es lo más cerca que estuvimos el uno del otro y se me pasa.

Eso, y que nunca volvieras a leerme.

Supongo que ese fue el día en el que empecé a ser esto. Sea lo que sea que soy.

miércoles, 18 de julio de 2018

Fondos rusos con base en Gibraltar


Podría dejar que las cosas pasaran...

Podría acercarme hasta el lado oscuro hasta sentir su fuerza tirando de mí.

Podría ver, como he visto esta mañana, lo débil que soy.

Podría decir basta.

Podría llamarte esta tarde. Al fin y al cabo aún conservo tu número de teléfono.



O ser un kamikaze y pensar que todo va a salir bien.


lunes, 16 de julio de 2018

Lunes de decadencia infinita. El cielo deja caer agua como si fuera a vaciarse. Me gusta que los fines de semana se acaben aunque no me gusten los lunes. No sé. Es como si me gustara que acabasen los ciclos, pero no que empiecen otros que entierren a los anteriores.



Me encantó esta película.

La llegada.

Me gusta la actriz en la que se ha ido convirtiendo Amy Adams.



A veces pienso que la única persona que me conoce eres tú. Y eso me extraña y me duele un poquito. Porque sé que, en el fondo, no te gusta la persona que soy. Y aunque sé que no me juzgas, no puedo más que sentir cierto desasosiego en todo esto.

No sé qué le pasa a una niño el resto de su vida cuando algo le cambia la percepción de las cosas.

Supongo que hay heridas que nunca se cierran del todo.

Me gustaría creer que tenemos genes de la misma especie y que permaneceremos siempre en este mismo planeta.

Imagino que es un poco eso: lo desconocido nos condiciona. El subconsciente es la verdadera información que nos da forma. Y en cierto modo, sabes quién soy yo a través de ese ruido de fondo en donde está todo escrito.

A mí me gustas por eso mismo. Por todo lo que no puedo leer más que en ese murmullo que susurra quién somos, por el collage o por el calidoscopio por el que te intuyo.

Por las letras de las canciones que te gustan.

Por las fotografías tuyas que cuelgas.

Por cómo cuentas que sientes la lluvia.

O lo intangible que hay entre todas esas cosas no dichas. Sí, por el silencio.

Me gusta el silencio.

Un ser humano está hecho casi un 40% de todos los silencios en los que ha estado.

Hay lugares y certezas que están durmiendo esperando a una traducción que nunca llega.

Como un niño quiere a su peluche favorito.

Mi mono Amedio, con sus incómodos largos brazos...

viernes, 13 de julio de 2018

Debería existir una palabra que explicara todo esto. Algo que con sólo imaginarlo pudiera contener la inmensidad de todo esto.



Si sólo somos conciencia permaneceré a tu lado. Junto a esa conciencia que eres. El tiempo no tiene longitud suficiente para alejarme de ti.

Aunque sea a base de palabras un trocito de mi siempre irá pegado a los átomos que una vez compartimos.

Sólo eso me consuela.

Sólo tengo eso.

Que estuve contigo hasta el último día, que estuviste conmigo hasta el último instante.

Todo lo que importa



No sé. Habían pasado tantos años que no imaginaba que aún tenía la capacidad de comprenderlo. Y entonces encontré la carta. La encontré como un comentario en otro blog. Casi setecientas palabras. Otro blog. El que escribí para ella y luego borré porque sin ella no merecía la pena seguir escribiendo.

Luego me escribiste tú pidiéndome que no dejara de escribir y seguí haciéndolo de forma mecánica, sin nada qué decir, como hasta ahora, como desde entonces.

Encontré el mensaje y lo borré después de leerlo una sola vez. Podría decir que fue por rabia o por despecho, pero en realidad fue por un descuido. Lo borré sin querere. Hace más de setecientas palabras de ello.

Creo que fue por entonces que comprendí que la culpa fue del todo mía. Siempre soy yo el que se equivoca, el que no apuesta, el que no persigue, el que no pelea, el que no decide vivir sin guardar la ropa, el que se rinde mientras aún pelea.

Cuántas veces he querido morir. Cuántas veces he pedido que algo pasara para no seguir con todo esto. A mí, vivir se me acabó hace tiempo. Esto, la inercia que me lleva, sólo es una prórroga del desahucio de mi vida, una oportunidad sin opciones.

Una huída hacia adelante.

Una pérdida de tiempo, sin final conocido, un dos por uno de nada.

A veces te daría las gracias por haber escrito aquello y otras pienso que hubiera sido mejor no haber pensado en que tenía la más remota posibilidad de enderazar este entuerto. Siempre he pensado que luchaba por algo, pero por lo que he luchado todo este tiempo era para no defraudarte.

Para no defraudar a los que me siguen.

Me pregunto si al final pensaré que mereció la pena esta resignación camuflada de premios y de patentes, si alguna vez alguien pudeo ver más allá de estas palabras la falta de entusiasmo que había en mi entusiasmo, la luz oscura que emanaba tras el brillante tintineo de las estrellas fugaces a las que besaba en los labios estando en otra parte, mucho más allá de las montañas que rodean el valle donde vivo, cerca de las luciérnagas que algunos veranos te acompañan de vuelta a casa.

Decía mi profe de novela que lo bueno de lo que escribía era que podía definir a un personaje en una sola frase, pero que luego no sabía ubicarlo ni moverlo. Es como si en cada frase hubiera una historia, un pasado que indagar. Todos tus personajes son interesantes, decía, no porque fueran mejores o peores, sino porque estaban incompletos y uno se pregunta por lo que no sabe de alguien, no por lo que conoce.

Supongo que, en el fondo, somos un poco eso: personajes incompletos, felices a medias, infelices a solas, bocetos elaborados que nunca acaban en cuadros terminados.

Historias sin final

Días que pasan iguales unos a otros con la esperanza de que algo cambie.

Sueños que siempre se dejan para mañana.


Hoy es viernes. Si alguna vez releo esto debería saber que estoy en la oficina y por primera vez en mucho tiempo no estoy haciendo nada. Sólo espero. Debería hacer alguna otra cosa, pero espero. Debería hacer un tres o cuatro llamadas, acabar un proyecto, hacer una lista de tareas pendientes para empezar a trabajarla antes del lunes.

Debería saber que es julio y que este julio llegó caluroso y con tormentas, como casi todos los julios. Debería saber que las cosas están enquistándose, que las oportunidades van y vienen y yo estoy en una de esas épocas en las que toda opción me parece mal pero necesaria, y que sigo siguiendo una senda de autodestrucción de la que cada vez es más difícil regresar.

Son las diez de la mañana y llevo seis llamadas entrantes y una treintena de whatsapps. Supongo que el progreso era esto, la hiperconectividad y la presencia constante. No sé si las cosas...

... son las doce menos cuarto, he ido perdiendo el tiempo en más llamadas y en otras cosas en las que no he avanzado lo suficiente.

El tiempo es casi elástico. A veces se encoge, como esta mañana y otras se hace largo... ya no lo recuerdo. Escribo esto a ratos. Antes me gustaba escribir, imaginar personajes y sus contradicciones, llevarlos de un lugar para otro... supongo que cada vez es más difícil volver a ser aquella persona que era capaz de hacer eso.

Aquí siempre digo "no importa" y sigo con una defensa de lo que he ido haciendo estos años y lo he que me ha valido la pena el esfuerzo o el tomar riesgos, pero si he de ser sincero, cada vez tengo menos claro de que todo esto vaya a merecer la pena, ni si al mirar atrás me compensará lo no vivido.

Lo no vivido es, probablemente, de lo que nos arrepentimos cuando se acerca nuestro último instante.

Todo tiene un instante, uno solo, en el que la vida es sólamente vida y no planes de futuro.

A veces pienso que viví pensando sólo en el futuro.

Y el futuro siempre tiene otro futuro más allá.

Escribo esto mientras espero una visita que no tengo ganas de recibir.

Creo que llegarán a las doce.

Me queda buscar una canción y una fotografía.

Este año iré de vacaciones

No sé dónde aún. No quiero volar, así que será cerca.

Algo así como un road trip o algo cerca.

o Córcega.

o algo barato.

o un sitio donde no haya estado antes.

O cerca de mis padres.

miércoles, 11 de julio de 2018

Hoy



Si me detuviera y pudiera mirar hacia atrás lo cambiaría todo.

Sí, hoy sí.

Hoy lo cambiaría todo.

No me arriesgaría, no inventaría nada, no viajaría a todos esos sitios en los que he estado sin ti, no me perdería ni trataría de encontrarme. 

No haría el amor con otras.

Ni perseguiría números de teléfono por las calles.

No bebería solo hasta caer redondo.

No cargaría con la culpa de todo lo que ocurre.

No tendría perro.

Ni me haría amigo de los gatos.

Ni viviría donde vivo.

Me quedaría a tu lado.

Esta vez sí.

Lo admito.

Todo este tiempo te he echado de menos.

martes, 10 de julio de 2018

La bonita y rara historia del porqué Marta se hace llamar Lyona



Un gran día es un día en el que escribo y me gusta al releerlo, aunque me dedique a otras cosas, aunque no lo publique en el blog.



Y de repente descubro que los vídeos que más me gustan y que he colgado sin saber de quién eran, eran de una misma persona.

Y entonces he pensado que qué bien que haya personas así, con ese lenguaje personal único y se atrevan a mostrarlo, que se atrevan a confiar su vida a su talento.

A veces me gustaría haber confiado en aquella parte que escribía y no en esta que inventa.

No sé si me iría mejor, pero creo que me divertiría más.

Pero todo son suposiciones.

Y no se vive de suposiciones.

Ya sé que el post no dice nada de lo que promete el título. Tendrás que buscarlo en su facebook, con su voz. Lo mejor de esa entrada es cómo lo cuenta.

Hay personas que te cuentan las cosas con si estuvieras ahí al lado.


lunes, 9 de julio de 2018

El destello de tu imagen a través del parabrisas por el sentido opuesto en la autovía.


Fue un buen año, es lo que suelo pensar cuando recuerdo el año en el que te conocí. No estaba siendo muy bueno, las cosas empezaban a ir mal y la gente hablaba de crisis como la del veintinueve, pero pocos nos hacíamos a la idea de que iba a ser tan salvaje y tan larga.

Fue un buen año porque los siguientes fueron malos, se me acumularon las ganas de dejarlo todo y empezar de nuevo en otra parte. Me ofrecieron un buen trabajo en México y dije que no, porque soy mucho de estar cerca de los míos y porque me quedaba la esperanza de que volviéramos.

Pero a decir verdad, no sé nada de ti desde hace muchos años. Tantos que, para recordarte, tengo que buscar alguna imagen tuya en google. Bueno, ya sabes, nunca se puede borrar de todo el rastro aunque se quiera. Siempre está ahí linkedin para recordarme que deberíamos estar en en la agenda del otro porque tenemos muchos contactactos en común.

Linkedin es el demonio, por él supe que trabajaste durante casi tres años a menos de un kilómetro de mí. Lo supe luego. Pensaba que algún día me pudiste llamar para tomar algo. No sé, a veces creo que tengo demasiadas expectativas de cómo van a reaccionar los demás. Supongo que son las mismas que yo genero en otros. Eso es todo. El tiempo acaba de medir esas pequeñas cosas y ya son muchos años.

Ahora sé que hacemos el camino inverso y que, probablemente nos cruzamos por la autovía un mínimo de quince días al mes porque trabajas en la misma dirección en la que yo vivo. Qué cosas tiene el destino. Tú, que decías que yo vivía demasiado lejos de tu casa y los últimos años haciendo ese trayecto casi todos los días... si el linkedin es el demonio, la vida es una puta paradoja.

Y aunque no crea que vaya a publicar esto, y si lo hago, lo borraré casi de inmediato, a veces me da por pensar en ti y lo poco que podríamos estar de acuerdo.

Supongo que tú te recuperaste del todo y yo me fui hundiendo un poquito más cada día.

Es lo que tienen las expectativas: que sólo son fruto de la imaginación de uno.

Espero que todo te vaya bien

De veras que es lo que espero.

Y que no te vuelva a ver nunca más.

Eso también.