jueves, 28 de noviembre de 2019

Universe


No comprendo cómo puedo seguir viviendo con la certeza de que lo que soy no es una de las múltiples posibilidades de lo que podía haber sido, que los átomos que se reunieron en mí no son más que una maraña de casualidades, que todo lo que somos es, en realidad, un azar ordenado por unas leyes genéticas ambiguas, pero azar al fin y al cabo.

Y no puedo entender que de todo ese azar elevado a la máxima potencia no haya ningún universo donde podamos estar juntos ni tan siquiera un poco. Me pregunto dónde queda la voluntad en todo esto, qué me impide dejarlo todo e ir a donde estás y mirándote a los ojos, las múltiples decisiones de todos nuestros antepasados hasta Eva y Adán, hablaran por mi boca y dijeran que el final del camino estaba aquí, en este viaje y en este millón de átomos contemplando a ese otro millón de átomos buscando una respuesta.

Que el big bang fue el principio del comienzo, que toda esta multitud de galaxias son sólo el residuo necesario para tener la excusa para crear la Vía Láctea y en ella un sol íntimo que diera el calor suficiente a un planeta donde hacer crecer algo con voluntad de moverse de un lado a otro quién sabe si impulsado por un soplo en el alma y en el que hacer brotar miles de seres, durante miles de años, hasta llegar a ser eso que se parece tanto a ti y a mí en este preciso mismo instante.

Cara a cara, mientras me lees. Porque hasta aquí ha llegado la vida y la civilización, sólo queda el vacío insondable de lo que ha de venir.

Mañana habremos desaparecido sin dejar apenas rastro.

Un universo cuajado de bolas de gas ardiendo en un infinito océano a mil trillones de grados bajo cero.

Sin más motivo para existir a partir de ahora.

Como si ya nada tuviera sentido.







No hay comentarios: