sábado, 11 de febrero de 2012

En un universo paralelo todo va mejor, incluso no estás acatarrada



Tú no sabes cuánto hay de deseo en mis manos, que tu piel sea una ciudad, y yo a oscuras, su insomne transeúnte en busca de emociones fuertes, ansioso por entrar con las peores intenciones en los garitos donde sólo van a parar tus malos pensamientos, y recorrerte entera como cuando leo un libro donde nada se esconde, donde incluso se ve lo que no se desea ver... tú no sabes cómo me pierdo en el mapa que tengo de tu cama, con una orografía distinta cada mañana de pliegues y distancias, bajo el terremoto de tus sueños, me haría geólogo ahora mismo para estar ahí cuando vuelva la noche y tú a tu movimiento involuntario de placas tectónicas chocando en el algodón de la ropa de cama.

Tú no te imaginas que todo esto lo hago por ti, que en realidad yo ya debería ser hace mucho tiempo un vaga-mundo, un ser sin patria, un prestidigitador que al abrir la mano, en lugar de una moneda, hubiera un surtidor de agua, que desde que hace un tiempo dejé la vida a un lado, me convertí a la religión de la locura, y cabezota como soy me hice de vapor de agua, si ni siquiera tengo un cuerpo, sólo una idea abierta como una herida.

Yo ya sé que soy distinto, que soy un pez fuera del agua, que nada ni nadie me dura mucho, que tengo la duda de si mis gatos volverían si pudieran andar por el campo, que vivo en esa nube que es la esperanza continua (donde crecen los castillos a ritmo de burbuja inmobiliaria), que me atrevo a proyectar grandes sueños con mi limitada capacidad de financiarlos, que veo un mundo con más agua, que veo un mundo mejor aunque pocos lo vean, que no es que sea altivo, es que soy tímido, pero un tímido que te quiere, capaz de abrir una mano hasta que broten selvas, aún no sé cómo pero lo averiguaremos.

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