jueves, 5 de mayo de 2011

Tren nocturno


Hace unos días caí en la cuenta de que el tiempo avanza raro, o que yo no entiendo demasiado eso que a Einstein le parecía tan obvio o divertido de que todo es relativo, porque todo cuelga del tiempo como una camisa de una percha, o como cuando tú me sostenías la mirada y yo, como de alambre, me colgaba de la barra de tu armario... lo dicho, el tiempo habla un lenguaje raro.

El caso es que capturaron (o mataron) al mismísimo demonio y me pregunté qué hacía entonces yo hace diez años, y pensé que ni siquiera había montado la empresa, uf, cuánto tiempo... tenía un módem de 56 k que me conectaba a www.eresmas.com/es a través de un servidor arrakis. No existía, probablemente, google, era impensable que los procesadores no tuvieran nombre Pentium. Parece que esté hablando de la prehistoria, una prehistoria sin wi-fi (soy ingeniero y el wi-fi sigue pareciéndome un milagro).

Hace diez años la felicidad parecía que iba a ser una herrmienta de Windows, y sin embargo, hoy me han parecido diez años muchos más años que diez puestos en fila unos detrás de otros, no soy capaz de imaginar que todo lo vivido, las personas que vinieron y se fueron, quepan sólo en diez años, entre otras cosas porque las aceras siguen intactas, los árboles apenas crecieron, los libros siguen teniendo las mismas páginas y escritos hace treinta años, me fascinan como si me estuvieran contando la historia mientras sucede.

Entiendo que la vida se ha acelerado mucho, que por las vías del tiempo vamos en un tren de esos que casi vuelan, que vivimos agitados como en una batidora de personas, que llegará el día que estés a mi lado y que llegará el día inesperado que ya no lo estés. Y no es que me rebele contra la velocidad de las cosas, es que sólo me sorprendí recordando lo que ha pasado durante todo este tiempo y me he dado cuenta de que lo mucho que se pierde con las personas que se van, con los sueños que se cumplen para en seguida querer tener otros, en esa vorágine vertiginosa compuesta de miles de burbujas de instantes amados que llevo adheridos a cada una de las células de mi cuerpo, una lista que llevo pegada al alma en post-it amarillo en donde apunto todo eso que me hace ser como soy.

Y he pensado que la nostalgia no es sólo triste, es algo así como la gravedad artificial en los viajes espaciales, algo con lo que pegarte al suelo para no perder de vista la realidad de quién eres. Porque no te engañes, a pesar de la velocidad, todos vamos hacia el mismo destino y, además, por la misma senda. Y creo que es una gran trampa eso de que podamos y sepamos vivir aislados (no he dicho solos), quiero decir que, a veces, hubiera sido mejor no acostumbrarse a todo esto tan deprisa.

Y ahora, que sí sé lo que quiero, no puedo dejar de mirar hacia atrás y dar gracias a todo lo vivido y a esa consciencia que a veces me abruma, porque tengo la certeza de que, al final, lo que uno siente va siempre a la misma velocidad antigua, lo que uno es capaz de dar y recibir es inmutable...

... aunque ya no te sostenga la mirada como una percha una de tus blusas, aunque las yemas de mis dedos conserven en su memoria tactos que ya nunca más sentirá.

4 comentarios:

flower dijo...

Ahora que lo pienso, déjame que piense en alto, y perdóname mis desvaríos, cómo es posible que alguien que aparentemente te ha hecho tanto daño, la eches tanto de menos... Y no digo que te acuerdes de ella, sino que ansíes su regreso como al aire cada tres segundos.

Cuando te leo, pienso tristemente que nadie ha llorado mi ausencia como tú lloras la suya, o cuando menos, nadie ha dejado las piedrecitas de rastro para que yo pueda leer esas ganas de regresar a mí.

Te leo desde hace muy poquito y siempre hay dolor o tristeza en tus escritos. Pero me siguen pareciendo bellos como el primer día.

Te deseo una alas, mua,

Espera a la primavera, B... dijo...

Me acostumbré a escribir triste pero no me acostumbro a la tristeza. Hay una gran diferencia en cómo soy y en cómo escribo. Algunas veces me han dicho que echan de menos la belleza de las palabras tristes, pero la experiencia también me dice que nadie quiere a alguien triste a su lado.

Creo que inluso el equilibrio no es demasiado bueno. Creo que el estado ideal del hombre es el optimismo, la actividad, la acción, la búsqueda.

Yo busco belleza a través de los sentimientos que me generan algunos textos. Y sí, añoro a las personas que se fueron y me da rabia que lo hicieran como lo hicieron, no comprendo cómo puedes dejar a alguien a quien amas, no comprendo cómo le es tan fácil a ciertas personas llenar el hueco que uno deja.

Escribo para comprender, ahondo porque tengo la esperanza de que un día encontraré un tesoro que me ayude a que ya nada me salva otra vez mal.

A veces también cuelo textos divertidos. En la vida real, el sábado por ejemplo, me reí (nos reímos) hasta caer doblados... pero este blog, es básicamente, para un mapa para conjurar cierto miedo.

Al final, todo sí es relativo, Flower...

Las Espirales de Brígida dijo...

Hace casi 16 años fuí madre por primera vez.
Podría jurar que fué ayer.
No creía cuando me decían el "tiempo vuela", cuando te des cuenta estarán graduandose tus hijos...
Me estoy volviendo vieja...eso creo...
Por lo pronto empieza la noche del jueves, y parece ayer que fué lunes, pero al mismo tiempo parece una eternidad cuando te leí en el miércoles maldito...y solo fué ayer...

Si, sería bonito que al tiempo se le llamara de formas y no números.
Por ejemplo, ahorita serían las diecinueve y seis orquideas.

Jaja....

Un beso

S.

PD y opino lo mismo que Flower...

Espera a la primavera, B... dijo...

Ninguna cosa en el mundo es más importante... es el motor eléctrico que nos da sentido, creo.

Si hay algo que echo de menos, y que no le perdono a cierta persona, son los planes tirados a la basura respecto a eso. Si hay algo me duele en esta vida, es el sí pero no contigo.