sábado, 28 de enero de 2023

La última oportunidad para tener más oportunidades

 

No creía que fuera posible. C ha vuelto a llamar. Esta vez no vi la llamada, me sorprendió ver su número en la lista de llamadas perdidas. A veces pienso que todas las llamadas que no llego a descolgar eran el inicio de algo que nunca va a suceder. Me gustaría poder saber qué pasó por la mente de C para llamarme y qué pensó cuando no descolgué el teléfono. Si creyó que había sido una estupidez y se arrepintió, en si dio por supuesto que no quise hablar con ella, o si supo que no tenía el teléfono a mano y le llamaría yo cuando lo viera más tarde.

Estaba seguro que no volvería a llamarme o que, como sucedió con E, me llamaría diez años después para decidir que nunca nos entenderíamos y no volver a llamar y dejar claro que no quería que volviera a llamarla. 

Sigo sin saber cómo sentirme, hay algo que me impide que la persona que soy se ponga de acuerdo con mi cuerpo para expresar lo que sea que esté pasando por mi cabeza, que no es capaz de encontrar la puerta que comunica los dos lados de la pared que tengo frente a mi. En parte creo que es mejor así, pero algo me dice que lo creo porque no soy capaz de encontrar otra idea que sea mejor que esa, en realidad, ninguna otra.

Dudo en si llamar, pero acabo haciéndolo por inercia, porque no tengo nada que perder, porque estoy solo en casa, porque aún queda tiempo para que empiece a prepararme la cena, porque en realidad me doy cuenta de que no puedo vivir sin ella.

No me lo coge. Soy un idiota. Seguro que está con el otro, sea quien sea. Quizá tenía un momento libre y pensó en llamarme, pero ahora está ocupada. Ojalá pudiera decir que no me importa, que pudiera apretar un botón y desconectar todo esto de mi vida. Daría lo que fuera por tener la oportunidad que tantas veces tuve de decirle que la quería y no lo hice. 

No soy tan idiota como para creer que es posible poder volver atrás en el tiempo y lograr decir aquello que no dijimos o poder cambiar lo que sí dijimos. En todo "hubiera" hay un arrepentimiento estéril que no tiene remedio, un dolor de baja intensidad que no es bueno ir acumulando.

Son las doce, no creo que llame. Quizá mañana.

Entre los "hubiera" y los "ojalá" de mi vida, los referentes a C son como cicatrices que no curaron bien, que siempre estarán ahí para recordar qué las causaron. 

Voy a dormir, pero antes compruebo cuando fue la última vez que abrió su whatsapp

Hace diez minutos.

Sabe que la he llamado.


Cuando ya estoy en la cama oigo recibir un mensaje. "Es tarde, mañana te llamo"


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