lunes, 31 de diciembre de 2012

Tú decides cuál es el día en que cambia tu vida



No hace falta que sea el primer día del año, ni que el solsticio de invierno se haya llevado las hojas de los árboles.

Aún así yo esperaré a la primavera, seguiré esperándola porque la conocí un día de junio en el que aún no era verano, y eso es algo que se me quedó marcado a fuego.

Quizá me lea esta noche, y tal vez reconozca la huella que podría repasar con la yema del dedo índice de su mano derecha, como se palpan las cosas auténticas: el amor y sus cicatrices.

Mi mundo cambia a cada instante, el mundo no deja de cambiar como si el escenógrafo se hubiera vuelto loco.

Por mucho que pase el tiempo yo seguiré teniendo como referencia el día en el que me encontré con una historia y supe que yo iba a ser el protagonista. Lo supe en cuanto leí las primeras líneas, me di cuenta de que si seguía ya no podría volver a ser el mismo.

Y aún así seguí, temblando de excitación, hechizado por su voz, por el sendero de sus palabras incandescentes como lava que sale del corazón del diablo.

Aunque no lo supe entonces, sus palabras me salvaron la vida, me dieron algo que nada ni nadie puede sustituir: el deseo.

Tu deseo hará que llegues a donde quieres llegar, que seas lo que desees ser. Sólo tienes que ser lo bastante valiente para saber que nada va a ser fácil, lo bastante ingenuo para creer que eres lo suficientemente fuerte.

Porque cuando llegue el momento lo serás.


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