domingo, 2 de mayo de 2010

Nada


Llevo dos días con migraña, la boca seca, mi vida al relentí porque no puedo hacer nada. Me siento delante del ordenador y apenas puedo estar unos minutos, minutos que no son nada. Probablmente mi cuerpo me está diciendo algo, probablemente mi cerebro me esté susurrando algo en un lenguaje que no entiendo.

Ayer me comí la masa de pizza que compré para cuando vinieras. Estaba caducada, la salsa de tomate caducada, el atún no (lo compré la semana pasada). Nunca te pedí que vinieras pero tú me dijiste que vendrías, primero fue un día, luego lo postpusiste para otro, y luego para otro, y después para otro. Ahora sé que no vendrás nunca.

Podría decir que me da igual, pero mi vaso está demasiado lleno y cada gota está más cerca de desbordarlo. Estoy triste, debe ser de la migraña, esta manía mía de confundir las cosas me hace demasiado vulnerable. Gata dice que ya no quedan hombres como los de antes. A mí me gustaría sólo parecerme al hombre de mentira que era antes. Estoy cansado. Infinitamente cansado. No es que no pueda más, es que hace meses que no puedo más. Me siento como si hubiera estado luchando contra dragones que les salen dos cabezas en cuanto le cortas una, me siento como si hubiera estado tratando que entendieras y no entendías y ahora vas y me cuentas lo mismo que quería que tú comprendieras de mí. Ahora que ya es tarde.

Me jode me digas que todo el mundo pregunta por mí, que qué bien le caigo a tus amigas, a tu familia, a tus compañeros de trabajo, que a ver cuándo nos vemos. Me jode que todo el mundo quiera hacer negocios conmigo pero teniendo que hacer yo la parte más dura, me jode que mis padres se lleven a morir, que tenga que irme de mi casa porque no llego a fin de mes, me jode que estemos tan bien cuando estamos juntos pero no estemos juntos nunca, me jode que no pueda escribir nada de lo nuestro por respeto a ti y que tú me hablaras de ese tipo sin venir a cuento cuando estábamos juntos para que no se me pasara de largo que en cuanto lo dejamos ya lo tenías llamando a la puerta (y tú lo sabías).

Me jode la soledad y la pobreza. Me jode que no estés cuando lo necesito.

No hay comentarios: