viernes, 12 de junio de 2020

Rebrotes i otros fantasmas



Sospecho que el tiempo se va acabando, que todo lo que vamos a hacer es algo que no servirá de nada.

Lo que pasa en este momento me recuerda la escena de la piscina en Lo imposible, cuando llega el tsunami y nadie se mueve. Sólo esperan el golpe ante la ignorancia sobre lo que está pasandoy la sorpresa de lo que llega en unos pocos instantes.

A veces pienso que no hay ningún lugar al que huir.

Antes pensaba en Canadá o Nueva Zelanda. O Estados Unidos, pero ya no.

Susurran las estrellas que esto sólo acaba de empezar.

El otro día recibí un correo de mi contacto en el MIT en el que me decía que habían evaluado mi tecnología y les parecía que podría pasar las pruebas, que había estudios parecidos en sus proyectos y que mi enfoque podía ser complementario, vamos, que sí quería podríamos empezar a trabajar en la posibilidad de incorporar esta tecnología en su programa de investigación. Fue un golpe de autoestima cuando ya me quedaba poco de eso.

Le envié un mensaje de whatsapp a Nati Olsen contándole el correo que había recibido.

"Ya lo sabía" me dijo "Allan me preguntó por ti y por la patente". Que la asesora tecnológica del último presidente inteligente de Estados Unidos le diga eso a un chico de un pueblo al otro lado del mundo es casi un milagro. Y yo no creo en los milagros.

"Tenemos que hablar" dijo.

La tecnología ha sido declarada como estratégica para los intereses de la Unión Europea, que pueda llevármela a otra parte no sé si es correcto, tampoco sé si me harán devolver lo invertido, que no es mucho, ni si me voy de un lugar seguro a otro no tanto. Y ellos lo saben.

La costa Este no era lo que yo esperaba, sinceramente. Siempre había soñado con los Red Wood y la carretera de la costa oeste. Dice mi madre que de niña soñaba con Barcelona porque su padre había estado allí y, aunque no le contaba muchas cosas, ella, tan de pueblo como yo, imaginaba una vida distinta en otro lugar más próspoero e interesante. Supongo que ahora estoy en lo mismo.

Dejar casi todo atrás cuando he decidido quedarme tantas otras veces, me sabe a derrota. Tengo otras propuestas nacionales, pero todas me suenan igual. Las de aquí me darían risa si no fuera porque lo dicen en serio. Nadie entiende casi nada. Sinceramente, creo que esto se hunde porque el modelo de nación se ha basado en el orgullo de los que mandan de no entender nada que suponga desarrollar algo que implique algo técnico.

Me gustaría creer que ahora se plantean una nueva oportunidad para crear industria, conocimiento, como la semilla de un nuevo inicio, pero sospecho que no llegarán ni la mitad de los recursos que se supone que deberían hacerlo.

Sigo sin saber muy bien hacia dónde vamos.

Estoy más confundido que nunca.

Ayer me hicieron una proposición que ya me habían hecho hace dos meses, cuando casi no queda tiempo. Me dicen que van a mover cosas, que tengo que irme con ellos, que van a invertir pero que claro, quieren el control. Vivimos en un país de listillos intentando dar el pelotazo a costa de "cerebritos" y "científicos locos".

Como si el conocimiento no valiera la pena, eso ahora ya no importa.

El mundo se está resquebrajando como la cáscara de un huevo dando paso a otra cosa.

A un nuevo paradigma.

La esperanza es que sea un proceso pacífico y no traumático.

Pero conociendo a los que detentan el poder en todas partes del globo me da la sensación de que no va a ser posible.

Espero equivocarme.



Lo que sí creo que tengo claro es que merecemos que las cosas cambien para bien.

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