lunes, 3 de febrero de 2020

Y que sea mañana


Hace tiempo que entiendo que esta vida está en un momento de cambio, en un abrir las puertas y salir hacia algún lugar distinto al que estoy ahora. Cambiar las cosas no son fáciles, en realidad nada es fácil. Uno no puede recorrer dos caminos al mismo tiempo aunque quiera. A veces, es mejor dejar ir mientras se espera. 

Y mientras espero, sé que vivirás en otro lugar, con otro hombre, tendrás esa casa con jardín que tanto deseabas y un perro que será tu mejor amigo. Al fin y al cabo los sueños se cumplen. Los dos lo sabíamos cuando la casualidad en forma de destino nos dejó el uno en la orilla del otro. 

Tan diferentes y tan almas gemelas, la media naranja perfecta y la media de otra que se parecía tanto a la original que casi las juntamos.

Imagino que hace mil millones de años de eso, una milésima de segundo en la edad del universo, si en realidad si el tiempo tuviera sentido. Tú no te acuerdas de aquel rincón del tiempo en el que  nos conocimos para luego convertimos en pura energía y diluirnos en el cosmos con un hasta luego, pero yo a veces sí que lo hago. Si te he de ser sincero, he hecho de mi vida de ese recordar y esperar a que los átomos vuelvan a juntarse en estas dos conciencias que ahora somos, tan cerca el uno del otro que podríamos tocarnos con sólo suprimir un pedazo de distancia.

Ahora vivimos en el mismo planeta otra vez. Al mismo tiempo. ¿Sabes cuál era la probabilidad de que eso sucediera? 

Supongo que tendré que escribir esa novela en la que tú y yo viajamos por mil vidas hasta reencontrarnos. La llevo en la cabeza, o en otra parte del cuerpo (que es casi lo mismo) desde hace tanto tiempo que la podría escribir de mil maneras distintas y siempre sería la misma.

Entiéndelo, ¿qué probabilidad había de que tú fueras tú y yo fuese yo, orbitando alrededor de esta pequeña estrella, tratando de no dejar escapar más átomos de nuestro cuerpo para seguir siendo lo más parecido a nosotros? 

Me gustaría creer que algún día nos encontraremos o que estaremos lo suficientemente cerca para que un átomo tuyo se encuentre con otro mío y se entrelacen aunque sea sólo un instante.

Al fin y al cabo en un espacio tiempo de infinitas posibilidades yo quise vivir ésta en la que eres mi certeza.

2 comentarios:

Jo dijo...

"No es que la luz procedente de remotas galaxias no llegue hasta nosotros; es que nunca llegará hasta nosotros, en una alegoría de nuestra soledad."

George Steiner

Espera a la primavera, B... dijo...

No sé dónde leí algo así como "Si un extraterrestre mirara hacia nosotros a través de un potente telescopio desde el otro extremo de la galaxia contemplaría la época de los dinosaurios"...

Estamos solos, afortunadamente solos. Siempre es mejor que estar con otra persona. Por mucho que nos entienda siempre habrá un "otro" y entonces sólo nos quedará ser un "yo", como si lo de fuera nos definiera estemos de acuerdo o no, como si sólo existiéramos por gracia de ese otro que nos observa y tiene constancia de que existimos.

Besos