martes, 3 de septiembre de 2019

Miss camiseta mojada


He de confesar que a veces tengo la fantasía de que escribo una novela. Es decir, escribo La Sombra del Viento, pero de otra forma, claro, desde mi limitado lenguaje y creando personajes que no saben tanto lo que quieren; es decir: como si Paul Auster escribiera La Sombra del Viento y la corrigiera Murakami poseído por Dovstoievski y Borges a partes iguales, pero notándose que soy más de barrio Sésamo que de Bob Esponja. O de barrio, así, simplemente.

Pero sólo lo haría por la fama, por todo eso de firmar libros. Por si un día de Sant Jordi se te ocurre pasar por Barcelona y vienes a verme firmar en los chiringuitos que montan las editoriales, aunque sólo sea por curiosidad, y entonces yo, que no sé ni cómo eres, te reconozco porque hablas igual que escribes, porque callas igual, porque miras igual a como sé que miras cuando lees, o cuando no miras.

A veces pienso que lo único que me haría escribir una novela es saber que existiera la posibilidad de que vinieras y todo eso.

Pero claro, eso es la gran excusa. No hacer algo para que ese algo no genere la posibilidad de que eso suceda.

Para la cobardía siempre existirán argumentos, habrá días nublados para salir y días demasiado buenos como para quedarse en casa.

En cualquier caso, tengo la intención de no morirme sin intentarlo.

Ya sabes. Escribir la novela.

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