viernes, 25 de mayo de 2012

Els manels dels món



Me pregunto por qué la mala gente vuelve a aparecer de vez en cuando y por qué la buena gente tarda tanto tiempo en volver a mi vida. A veces me siento como si a mis días la orbitaran dos clases de satélites... unos que  tienen un recorrido corto y otro que tiene una órbita más larga.

Y no me refiero a mis amigos, a los cercanos, sino a esas personas que un día se cuerda de ti porque creen que ya se te ha pasado el cabreo por algo que te hicieron y piensan que estás en disposición de que puedan volver a aprovecharse de ti.

Con el tiempo uno se vuelve incrédulo... siempre he dado a los demás una imagen de "genio de talento desaprovechado" y eso es algo que me hace cierta gracia porque los que desean comercializar ese talento "para los dos" siempre han acabado llevándose la primera idea para salir corriendo con ella hacia un negocio cuantioso. Ahora mis primeras ideas ya no son tan geniales... las buenas me las reservo para mi, ahora la primera idea siempre es una baratija que parece un diamante... lo sé, nunca llegaré a nada en la vida, pero eso ahora ya me importa menos.

Hace unos años, una buena amiga, psicóloga, me hizo un test de personalidad para saber en qué era bueno laboralmente hablando. El resultado... "eres un excelente inventor" me dijo. A mí me dio la risa porque yo entonces estaba en otras cosas, en la novela, en crear un negocio de tratamiento de aguas... me dijo "si pudieras trabajar de eso serías más feliz".

Años más tarde he recordado aquella tarde en la que me enseñó unas gráficas donde sobresalían varios parámetros... y he llegado a la conclusión que quizá aquello fue como esas profecías que se cumplen al cabo de los años. Algo a lo que soy dado.

Ayer, un buen amigo, compartió una inquietud que yo mantenía en secreto desde hace muchos años. Es un tipo inteligente y la confirmación de que él había llegado a conclusiones parecidas a las mías me inquietó.

Estos días estoy cerrando tratos, promoviendo contactos, acabando proyectos, recogiendo en cajas mi vida, planificando un cambio de residencia dentro de una semana.

Sé que todo el tiempo que he vivido al filo del precipicio ha sido un tiempo necesario y que, probablemente, seguiré ahí aún durante algún tiempo.

Sin embargo, ahora que el final del túnel no es una luz diminuta en la oscuridad sino un gran agujero en la pared, no puedo dejar de pensar en todo lo ocurrido hasta ahora y en que mi debilidad, probablemente, constituyó, en realidad, una gran fortaleza. Porque a pesar de todo seguí confiando en los valores en los que siempre he creído y, aunque a veces ello me provocó un sentimiento de soledad y de (por qué no decirlo) de sentirme estúpido, ahora que salgo de todo ello me siento orgulloso de no haber vendido partes de mí que luego nunca hubiera recuperado.

Probablemente me queda un largo camino hasta llegar a donde deseo llegar y sé que detrás de eso buscaré nuevos retos, de hecho ya los he fijado en el mapa del tesoro, pero siempre tendré la sensación de que a pesar de que los resultados no lleguen de inmediato, yo seguiré rigiéndome por los mismos valores a los que está abonado mi corazón.

Y si alguna vez he querido a alguien y no me he dado cuenta de que éramos tan diferentes en la forma pero tan iguales en el fondo y he ganado para después perder y he hecho perder el tiempo, y han perdido el tiempo conmigo. Si por algún motivo he sido cruel sin querer serlo, o dí esperanzas por omisión o por devoción, si alguna vez compartí y dejé de hacerlo, o no quise o no pude soñar por los dos, el tiempo también les dio la razón al alejarles de mí.

Porque el tiempo lo cura todo... aunque las cicatrices se queden para siempre.

1 comentario:

Kaoki dijo...

... y cómo te sientes viviendo todo esto?

Muxu bat