jueves, 30 de septiembre de 2010

Sexo


La página del deseo escrita por las dos caras. Eso, eso era ella. El hueco de mis manos recogiendo la fiereza de sus muslos contra mí en un abrazo eterno, el beso que arranca los labios, el lobo que desgarra la aorta de mi cuello, todo eso era ella... y sus humedades eran arenas movedizas en las que me hundía y resurgía, en las que se me escapaba la vida después de luchar durante horas.

Era un animal. El animal más bello y más fiero. Y lo era porque se erigía en el espejo donde mi alma se veía reflejada, donde todo lo sucio y lo zafio que soy encontraba unos ojos abiertos esperándolo.

Y yo quería arrancarle sus gritos como quien le arrancaba la ropa, con las manos, con los dientes, yo siempre quise que me abrazara después en lugar de quedarse abrazada a sus piernas para detener el temblor, que no me preguntara con la mirada "¿Qué te he hecho yo para que me folles así?". Y se recogía como un ovillo y me miraba y sonreía. Y luego me pedía más "pero más suave" y yo le acariciaba el pelo y jugaba con su piel hasta erizarla... y entonces... entonces entraba dentro de ella dulcemente, aún temblaba, y le decía "lo siento mi vida" mientras ella no podía hablar porque el aire quería quedarse en sus pulmones para siempre. "No lo sientas y métemela toda" me susurraba su voz entrecortada.

A través de los ventanales a veces amanecía con esa alevosía y descaro con los que el sol quiere demostrar quien manda. Y teníamos el aliento suspendido y una manta, los cuerpos desnudos, la piel de ella impregnada en mis manos; un hueco en las suyas, el vacío de mi sexo en su vientre.

2 comentarios:

Daeddalus dijo...

No dejes nunca de hacerlo... de recordar.

Anónimo dijo...

WOW! Qué afortunada será la chica que tenga la suerte y privilegio de tenerte en su vida.

Me encanta cómo describes tan sutilmente cosas que otros escriben de manera basta.

¡Me gusta ver esta ilusión en tus letras derramadas!

Un fuerte abrazo,

Amber