domingo, 8 de febrero de 2009

Intuiciones de domingo por la mañana antes de coger el coche para ir hacia ninguna parte.


Supongo que al final se acaba haciendo lo que se debía de haber hecho mucho tiempo atrás. Y que todo el tiempo transcurrido es, en realidad, un gran parèntesis en una vida en la que no has sido aquél que estabas destinado a ser. Supongo que hay días en los que tienes la certeza de que tienes que morir para nacer de nuevo y que, tarde o temprano, acabarás haciéndolo y que siempre es mucho mejor temprano.
Supongo que las ganas de empezar de cero son como el 0ºC en el termómetro: puedes estar a cuatro grados y sentir ese frío absoluto que está al otro lado de la línea que marca el cero, puedes intuirlo pero sin cruzar esa tímida frontera.

Supongo que hoy es uno de esos días de intuición. Los domingos por la mañana tienen algo de despertar interior que espera uno que se le pase cuando llegue el lunes. Porque es mucho el desasosiego y mucha la responsabilidad de cambiar aquello que sientes que no forma parte de ti pero que también, por alguna extraña razón, crees que te es imprescindible.

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