lunes, 16 de febrero de 2009

Decir adiós


Hay prisiones de las que uno tiene la llave. A veces uno tiene tantas ganas de conservar a quien guarda en ellas que se empeña en hacer sufrir, cerrando los ojos, una eternidad de besos no dados y sueños de papel cebolla.
A veces es mejor abrir la jaula y liberar a quien sabes que no es feliz dentro de ella. Uno, añorará su hogar de tantos años mientras se aleja rumbo a una libertad llena de esperanzas y también de recuerdos, el otro, el que abre la puerta se arrepentirá por las noches y pensará que hizo mal dejando su soledad aún más sola.
Los dos pierden. Los dos ganan.

Diría que el amor es, entre otras cosas, poder abrir esa jaula aún a sabiendas que te vas a arrepentir. Arrepentirte de que por fin, alguien tiene la oportunidad de desplegar sus alas al viento y poder ir a donde quiera, vivir donde quiera, en otro lugar donde no existan las llaves ni las puertas, donde poder reinventar otro amor que no necesite de rejas.

No es para justificarme, lo juro. Quisiera decir en mi favor que sé que soy un ser distante, que me cuesta salir hacia afuera, que sólo ofrezco incertidumbre porque la incertidumbre es lo que siento ante el mundo. No espero que nadie lo comprenda, sólo sé que acompañarme es mucho peor que alejarse de mí.

Al principio creí que era porque no quería querer. Ahora estoy convencido de que lo que pasa es que no sé. No me refiero a las formas, me refiero a no saber sujetar ese sentimiento que nace de lo más profundo de uno. No sé, me siento como cuando voy a una tertulia literaria donde todos han leído mucho más que yo y siento que no sé de qué están hablando y pienso que qué hago yo allí. Sé que esto es una justificación en toda regla, yo creía que no. Hay gente que es disléxica para la alegría o el amor, algunos estamos tan desconectados que ya hemos perdido cualquier contacto con nosotros mismos. Sí, gente enferma, gente que viaja dando tumbos por el espacio, lejos de todo, sin rumbo, sin nada ni nadie a lo que aferrarse.

Espero y deseo que exista una cura para estas heridas. Para la del roce de tus alas al salir y para la de mi mano al abrir la puerta.

1 comentario:

* Sine Die * dijo...

Dudo que sea eso, eres una de las personas que más y mejor saben quereramar...

A veces creo toni...qué, aunque parezca rocambolesco, hay libertades que carecen de libertad..

Qué cosas...

Un besito de petazetas