domingo, 22 de febrero de 2009

Aire


Somos viento, mi niña, nadie jamás podrá atraparnos. Somos bruma, la condensación de millones de átomos de luz atrapada en miríadas de gotas de la saliva de los besos que nunca nos dimos. Somos exiliados de otros labios, huérfanos de otras manos, no tenemos destino, ligeros y perpetuos, siempre haciendo carreras sobre pieles ajenas, jugando a no ser nada ni nadie, sin saber quienes somos y sin que nos importe ese no saber ser otra cosa que remolino que levanta una falda. Y me gusta esta libertad a la que se me ha condenado porque soy igual a tí y tú eres igual a mí. Porque tú y yo somos lo mismo. Somos aire, un océano de cielo.

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