sábado, 31 de marzo de 2018

Preguntándole al polvo


Me gustan las canciones de Love of Lesbian. Sobre todo porque tienen letra. Hace tiempo que no puedo leer y bueno, yo necesito historias para vivir; necesito que alguien me cuente un cuento antes de dormir. Vivir de sueños, soñar despierto. A veces las cosas sólo son soportables porque hay algo que nos distrae.

Anoche soñé con ella. No era un sueño demasiado intenso, escenas cotidianas de cuando hubiéramos podido vivir juntos. Me llegaban dos multas de importes astronómicos y yo pensaba que ese era el fin de todo lo bueno, o la continuación de todo lo malo, no sé.

Ella estaba tal y como la conocí, y bueno, supe que no habían pasado el tiempo, que los sueños son la segunda oportunidad que no se tiene nunca para decir esas palabras que lo arreglen todo o dejar de decir aquellas que lo estropearon sin remedio. Supongo que era la época en la que todo iba más o menos bien, cuando sentía que la quería mucho, que qué suerte habernos encontrado. Y por primera vez en mucho tiempo, anoche durante el sueño, sentí que era capaz de querer, y entonces supe que todos estos años no había podido hacerlo porque se me había olvidado cómo.

La decepción nos transforma, nos oscurece.

Me vi como en aquellos esos años; alguien diferente, más dulce y blando, menos fiero y enfadado con cualquier excusa. Y creo que al apreciar la diferencia entre ese que era y éste que soy me entristecí de nuevo porque pensé que sólo se vive una vida, que qué lástima perder todo ese tiempo por miedo.

Y me vi perdiendo el tiempo en relaciones de amor-fobia (el odio es sólo miedo) y dejando de querer a quien trataba de quererme, siendo una piedra que nadie es capaz de levantar.

Ni tan siquiera yo.

En el sueño pensé que volver era difícil porque uno nunca vuelve a ser el mismo, entre otras cosas porque ya no están las personas que te hacían sentir así.

Ya nunca estarán.

El destino juega siempre a dispersar.

Pero si alguna vez pude o supe, si alguna vez quise de verdad a alguien, si en este tránsito por este mundo fui mejor persona, ese ya no está aquí para contarlo.

Pero está otro que sí puede aprender que nunca es tarde.

Que hay una segunda oportunidad esperando en alguna parte.


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