Sé que no es así, pero a veces sueño que me lees y que por alguna razón acabas por volver a tener ganas de saber de mí. No sería un buen momento, pero es lo que suele pasar casi siempre: nunca somos la mejor versión, la que nos gustaría ser cuando el pasado regresa para saber cómo nos ha ido.
A veces pienso que me lees y me entiendes. Y siento a veces también que escribo para que me entiendas si alguna vez se te ocurre preguntarte en qué estaré pensando; que lees un poco y luego no puedes parar de hacerlo hasta que te haces una idea de que sigo escribiendo para ti.
Sigo escribiendo como el que echa leña a una hoguera que tarde o temprano se acabará apagando, sigo pensando en ti todos los días, sigo volviendo una y otra vez a la palabra escrita porque de algún modo entiendo que es nuestro lenguaje, el único que hablamos los dos, un idioma secreto escrito en otro idioma, un secreto que ni siquiera somos capaces de entender en qué consiste, pero que está ahí, esperando a que el otro lo lea y lo entienda; que lo sienta como uno siente el relieve de algo que rozan las yemas de sus dedos, pero con la mirada, como si lo invisible tuviese una orografía compartida a la que de una forma incomprensible los dos pertenecemos.
Sé que estás ahí afuera, que la vida te distrae con las cosas que la vida tiene.
Que estás al otro lado y entiendes lo que mis palabras significan en nuestro lenguaje.
Que dudas en si escribir o no hacerlo y en por qué complicar innecesariamente las cosas.
Si vivimos una sola vez, que esa vez la vivamos valientes.
A veces lo valiente es pasar página y otras es querer saber cómo acaba la historia. No creo que haya un manual para entenderlo ni que nos diga qué opción es la correcta.
Si llegaste hasta aquí y no quisiste más, que sepas que no importa aunque me importes, todos somos el pasado de alguien incompatible con nuestro presente.
En cualquier caso, gracias por haberme pasado, por dejarme los recuerdos que me dejaste, por haber logrado que, al contrario de lo que todo parecía indicar, convertirme en mejor hombre.
Acepto este destino aunque no sé si estaba destinado a él.
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