viernes, 4 de junio de 2021

Penny



 Penélope ha vuelto a casa. No se adaptaba a su nuevo hogar. La veterinaria me ha dicho que le hemos hecho sufrir sin motivo, que ella está bien donde está aunque pase tiempo sola. "Piensa que la edad que tiene equivale a entre 110 y 120 años en una persona" me dijo. De momento le inyectamos vitaminas, pero apenas es capaz de estar de pie y se pasa todo el día tumbada en el sofá. Sólo viene a comer cuando le pongo y a veces viene a tumbarse a mi lado en la cama para estar en contacto conmigo. Me mira en silencio, queriéndome mostrar algo que va más allá de las palabras. Me recuerda a cuando murió mi padre y sus últimos días cuando, él sí con palabras, me iba dando a entender que sabía que se estaba muriendo.

Me tengo que ir haciendo a la idea de que pronto se irá al cielo de los gatos a reunirse con Ulises. En el fondo la envidio un poco: yo también echo de menos a Ulises. Esta vez no voy a obligar a Penélope a comer y beber por la fuerza porque ahora sé que fue alargarle el sufrimiento a Ulises. Espero que se pueda ir en paz y que viva sus últimos días con la tranquilidad que siempre se ha merecido. 





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