martes, 19 de junio de 2018

Water, kickstarter, y otros mitos


Hace días que había de haber lanzado la campaña de kickstarter, de hecho hoy debía de ser el primer día. Pero me lo tumbaron porque no son capaces de concebir que mis inventos hagan lo que dicen hacer. Somos mucho de ver para creer. Creemos sólo lo evidente y desconfiamos de todo lo que parece magia, como si no viviéramos en un mundo de prestidigitadores. La realidad se vuelve sospechosa ficción y un buen story telling hace que lo más increíble parezca cierto.

Me ocurrió en Francia hace tres semanas. La gente no creía lo que estaban viendo sus ojos: agua limpia a partir de agua sucia de forma instantánea. Sin sustancias químicas. Los irlandeses fueron los únicos que bebieron, no sé si cuenta, luego por la noche, durante la cena se bebieron también lo que encontraron a su paso. Ya lo sé, eso es un tópico. Buena gente. También es un tópico...

Los ensayos salen bien. Me llaman del laboratorio y me dicen que alucinan con los resultados, que qué hago y les cuento.

Nada nuevo.

Todo nuevo.

Todos me dicen que voy a morir de éxito, pero yo sé que me falla esl story telling y que no es lo mismo que Bill Gates anuncie un supositorio rejuvenecedor que un desconocido como yo anuncie el fin de la contaminación del agua.

Digo "no más botellas de plástico" y me dicen que voy a morir asesinado por las multinacionales de bebidas.

Siempre acaba en lo mismo: en que voy a morir por alguna causa.

Maldita clarividencia...

Me han contactado un montón de empresas de propiedad intelectual. Me miran con decepción. Creo que esperaban a alguien más entusiasta, más joven, más Techcrunch y New York Times y no tan La Gazeta de Villarriba... es lo que tiene ser de las afueras de la civilización.

No cumplo con los estándares del emprendedor. A veces me veo unos años atras, cuando casi sí los cumplía. Han pasado los años. Supongo que el tiempo no tanto hacerse viejo y achacoso sino quedar obsoleto, entendiendo como obsoleto el que dejado de estar a la moda.

Pero sigo en la brecha.

Y a veces leo If, el poema de Rudyard Kipling y pienso que, en el fondo, las cosas son algo así como mantenerse firme en la idea romántica de cómo uno desea ser y que, en el fondo, uno viene al mundo para cumplir una misión y dejarse la piel en ella. No importa si se deja legado o no, sino cuánto influiste en que el mundo fuese un lugar mejor.

Decía Khrisnamurti que el amor era apartar una piedra afilada por donde sabes que van a pasar personas descalzas.

Y supongo que la cultura va en ese sentido: en enseñar eso a otros sin decirlo, mostrándolo.

Como siempre me enrollo demasiado.

A veces necesito justificar por qué hago lo que hago.

Sobre todo a mí mismo.

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