miércoles, 16 de noviembre de 2011

Creer


Hoy firmo la venta de una parte de la patente sobre el equipo. No gano dinero, pero eso me permite construir el prototipo. Quid pro quo. Es necesario, hasta ahora todo eran promesas pero nadie arriesgaba. Ahora sí tengo el dinero para construir la máquina. Espero que en un mes la tendré funcionando. Eso me llena de esperanzas. Mi granito de arena para mejorar el mundo va a ser un hecho palpable y "funcionable".

Por otro lado sigo capeando como puedo la incomprensión de la gente que me rodea, que me tacha de idealista y poco práctico, algo que se convierte en un delito en estos tiempos de pragmatismo. Me siento traicionado en lo único que me importa: los afectos; y lo siento porque tienen razón. La gente práctica sólo debería juntarse con gente práctica y mandar a la puta indigencia a los soñadores... cuando los soñadores son capaces de vender sus sueños entonces les llaman "creativos" y entonces pasan a ser gente tocados por la magia de hacer dinero de una idea.

Mis amigos pragmáticos me tratan como a un idiota cuando leen lo que escribo y me dicen que ganaría mucho dinero si publicara esa novela que tengo ahí casi acabada. Pero lo dicen en términos monetarios... necesito el dinero, pero yo por algún motivo que no entiendo (nunca supe soñar a mi antojo) cuanto más me insisten, menos pasión pongo en acabar esa novela. Al final, por una ley universal que tampoco entiendo, cada vez se van perdiendo más estas amistades. Podría decirse que cada día que pasa estoy más solo, pero entiendo que eso no me preocupa como antes. En realidad, lo que me preocupa es la incertidumbre del cómo son las personas. He decidido alejarme de las personas pragmáticas: me hacen sentir mal, me hacen sentir sucio.

Ahora empiezo a comprender que no todo el mundo funciona como yo, eso que parece obvio, me ha costado muchos disgustos. Muchas persona me dicen que, nada más conocerme, cuando hablan conmigo sienten una gran confianza; a veces yo también siento confianza al hablar con alguien, pocas veces, últimamente apenas con dos personas. El caso es que a veces no puedo soportar la presión de ser yo mismo y me gustaría que me gustasen algunas cosas que les gustan a los demás y que, además, son esenciales para vivir de una forma correcta y ordenada. Pero no puedo.

Creo que el precio que pago por ser como soy es la soledad. Es un precio alto. La gente pragmática tienen mucho miedo a la soledad y por eso es muy difícil que encuentres a alguien pragmático solo. Suelen tener buenos proyectos de futuro, sólidos, estables, no dejan nada al azar, así que son parejas estables. Los neuróticos, en cambio, somos una especie rara... podemos ser una buena inversión si acabamos convirtiendo los sueños en creatividad, podemos ser divertidos, estúpidamente sinceros... pero no servimos.

Lo que no saben los pragmáticos es que los estúpidamente sinceros nos movemos más por afectos que por estabilidad, que por afecto seríamos capaces de cualquier cosas, que una musa, una idea, un simple y tonto reconocimiento es el material con el que se forjan los grandes proyectos, que acabaremos esa novela no porque tengamos que hacerlo sino porque será el mejor regalo para la musa que nos ha acompañado en su creación, como el cariño necesita caricias físicas que las demuestren, los soñadores necesitamos dar y recibir ese afecto, nuestra moneda es distinta, vale lo que vale una cometa al viento.



La responsabilidad que se asienta sobre el deber es distinta sobre la que se asienta sobre la solidaridad. Porque al final, el deber es una obligación, un sistema de valores aprendidos para poder convivir sin conflictos y la solidaridad te permite crecer colaborando con los demás. Ejemplo: El amor es solidario, el matrimonio un deber.

Sé que el mundo no es ni será como me gustaría que fuera, desde mi rincón, en un lugar alejado del mundo, en la esquina de una habitación que puede que un día de éstos acabe embargada, millonario de soledad, tengo la certeza de las cosas cambiarán para mejor, y hoy voy a empezar otra fase: la de empezar a construir el prototipo, en este mundo donde los pragmáticos se han vuelto locos de raciocinio, tanto, que nos llevan a la sinrazón, me siento relativamente tranquilo conmigo mismo si cuando me vaya de este mundo he dejado un proyecto para que el mundo sea un poquito mejor.

Creo que lo demás no depende de mí.

Me ha quedado un post un poco aséptico. Podría expresar de una forma más visceral o "proso-poética" cómo me siento pero hoy he querido hacer un post informativo, pragmático, y me ha salido soso, ya me lo esperaba. Hoy no me he dejado llevar por la pasión. Hoy no he querido ahondar en la decepción o ensalzar la esperanza... recoger trozos de hombre que me faltan sin que pueda encontrar un pegamento que los una de nuevo, no he querido abrir ni una sola puerta para entrar o salir huyendo... casi todas las palabras de este blog han brotado al intentar contarte qué me mueve. Porque aunque no te lo creas, muchas de estas palabras nacieron para ti, de visitar tu blog, de imaginar cómo eras, de preguntarme cómo suena tu voz cuando susurras, de mirar por tu ventana o de cómo sienten la planta de tus pies la fina arena.

Porque se puede construir una relación o se puede no vivir sin las cosas de la piel, se puede planear o tener un sueño... porque se puede seguir viviendo como si tal cosa o morir por ella.

Dentro de un mínimo equilibrio, yo apuesto por lo segundo. De hecho, sigo muriendo todos los días un poco... como si con el tiempo tuviera la esperanza de que morir pueda acabar perdiendo su intensidad en la inercia de la rutina.

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