Empecé a contar ovejas y junté unas cuantas (mil más o menos) y cuando ya casi me dormía me dió por pensar en vender una parte y hacer criar a la otra. Y hacer quesos con la leche y bufandas con la lana (claro, tuve que pensar en el tinte para la lana y que debería comprar un bombo y hacer un curso de tintar cosas y otro de cómo hacer quesos y ver qué pedía sanidad para lo de la leche y cómo tributaría eso del rebaño y lo del i.v.a. y lo del impuesto de sociedades y lo de...) y me cagondiez me volví a desvelar. Tenía que haber empezado a soñar con la lechera y haber dejado las ovejas en el monte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario