No sé hasta cuándo, ni cómo, ni en qué lugar. Aunque sospecho que no será pronto.
Seguiré dejando pasar la lluvia de átomos que me llegan desde tu tiempo sin tiempo.
Volveré a la casilla de salida tantas veces como haga falta.
Te esperaré sin esperanza.
Consumiré tanto insomino como sea necesario.
A sabiendas de que viajamos por caminos paralelos que nunca se acabarán cruzando.
Perdiendo siempre contra el fantasma de otro.
A veces se gana cuando se pierde.
Pocas, pero con una me bastaría.
Soy de eternidades tan pequeñas que caben en la palma de tu mano.
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