viernes, 6 de marzo de 2020

Resilencia



Ayer tuve la reunión que sé que cambiará mi vida para bien.

No ha sido fácil, aunque a veces creo que todo lo ha sido demasiado. Tuve que recorrer medio mundo, cambiar mi forma de ver las cosas, aprender otros idiomas, viajar solo a lugares que nunca antes hubiera imaginado. Que alguien de un pueblo pequeño, hijo y nieto de emigrantes tuviera la oportunidad de llegar a este punto es, sinceramente, mérito de mis antepasados. Que mis padres apostaran por mi educación, que yo tratara de no decepcionarles; que me perdiera y me encontrara, que me dijeran tú no vales y yo lo creyera hasta que dejé de hacerlo porque tuve quien me susurrara al oído "¿y por qué no?".

A veces pienso que la vida es una carrera en la que el público te grita que no puedes, y no es injusto.

No recuerdo dónde leí eso de "la vida no te pregunta si quieres ser fuerte".

Confieso que todos estos años mi concepto de fortaleza ha ido cambiando. Todo empezó con el poema "If" de Rudyard Kipling, hace casi diez años.

Siempre seré débil a los ojos de los que miden la fortaleza por sus métodos. Siempre ofenderá mi forma de ser a quienes quieren que seas de otra forma. Sé que volveré a caerme y que volveré a levantarme más convencido de lo que hago a pesar de ser cada día más viejo y tener menos oportunidades a priori.

No puedo cambiar el mundo, pero puedo seguir mi propio camino.

Ayer, la persona que asesoró a la persona más poderosa del mundo me dijo que me representaría a mí y a mi tecnlogía. Se abren a mí todas las puertas que habían estado cerradas durante todos estos años. Todas las importantes. Es como si el Badalona jugara la seminfinales de Champions o algo parecido.

Sé que todo ahora depende de mi.

Sospecho que todo lo que he hecho hasta ahora me ha hecho más resistente, más consciente, más felxible. Algo así como un entrenamiento para lo que ha de venir.

Siempre digo que doy por bueno todo el pasado.

Ahora es cierto

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