miércoles, 13 de noviembre de 2019

El único motivo



A veces me gustaría verte de cerca. Es decir, más de cerca de lo que hablamos. Abrir la puerta que da a la habitación de lo que hay más allá de las palabras. A unos centímetros de ti, esperando que suceda lo que tenga que suceder, intercambiándonos fotones de luz en cada latido.

Sospecho que la vida es eso: la llama que arde dentro nuestro, como un faro antiguo que guía a los que tenemos cerca a algún lado seguro. Sólo que nada es seguro.

Latidos que son un millón de átomos en cada sístole, y un millón de átomos más uno en su diástole. Imagino que es a base de perder ese átomo que vamos desgastándonos, al mismo tiempo que viaja hacia otro alguien que también pierde su átomo en cada latido. Y así siempre notamos que nos falta algo, vivimos con la sensación de que hemos perdido algo invisible que no está en nuestra vida sin saber qué es exactamente.

Y por eso buscamos sin tener claro qué buscamos.

A veces creo que te buscaba a ti, pero no sabía cómo ni cuándo aparecerías.

Es por eso que me gusta estar cerca de ti cuando sueño, porque en ese calor hecho de ondas y partículas de ti, me reinvento, quiero creer que en alguien mejor.

Pero últimamente no sé qué me pasa (bueno, sí lo sé) que no puedo concentrarme, a penas se me ocurre nada qué escribir. Sólo escribo cosas inconexas, me falta ese algo que intuyo que no encontraré en casi nada.

Y que en el fondo, tú y yo somos el átomo necesario para sobrevivir 70 veces por minuto, y a mí eso ya me vale, porque si nacemos donde queremos, con los padres y hermanos que queremos, yo elegí nacer aquí para un día encontrarme contigo.


2 comentarios:

hécuba dijo...

Me encanta esta canción.
Estoy leyendo un libro de Laura Ferrero que se titula Qué vas a hacer con el resto de tu vida y la dedicatoria es: a los que buscan. Un beso.

Espera a la primavera, B... dijo...

He oído hablar muy bien de Laura Ferrero. Gracias por la recomendación. Seguiremos buscando, seguiremos insanamente hambrientos de conocer el mundo.